Una vecina de la capital en huelga de hambre para que le dejen cuidar a su padre
Elisabeth González Montesdeoca, vecina de Puerto del Rosario, de 37 años y madre de dos hijos de 19 y 17 años, lleva dos días en huelga de hambre junto a la Plaza de la Iglesia para reclamar justicia para cuidar a su padre.
Elisabeth es la única hija legítima de un militar retirado que se encuentra enfermo. “Mis hermanastros no me dejan que cuide a mi padre, Miguel González García, de 75 años, que está cada vez más enfermo y abandonado, así que he decido ponerme en huelga de hambre para pedir justicia”, señala.
“Lucharé para cuidarlo y evitar que se repita la pesadilla con mi madre, que sólo pude verla cuando falleció como consecuencia de infecciones y dejarla abandonada”, explica Elisabeth. Su impotencia le lleva a tomar esta drástica medida que le puede ocasionar secuelas de por vida.
“Ya no sé qué hacer”, afirma. “He acudido a la Fiscalía, a los juzgados, médicos y Servicios Sociales pero no he conseguido nada, así que no me moveré de la calle hasta que no me escuchen y pueda verlo, ya que ni siquiera sé dónde reside en la actualidad”, añade.
Por otro lado, los hermanos de la huelguista han preferido mantener el anonimato pero aseguran que su padre se encuentra en perfecto estado de salud, reside en la localidad de Puerto Lajas con ellos, y desmienten la situación de abandono.
Asimismo, anuncian que Miguel González ha manifestado en el juzgado que no quiere residir con Elisabeth, "y nosotros no tenemos nada más que decir", apuntan. Una hermana afirma que puede acudir a visitarlo cuando quiera, siempre "que se comporte y evite conflictos porque en alguna ocasión se han visto obligados a llamar a la policía", concluyen.
Un claro conflicto familiar en el que Elisabeth asegura que ha pedido ayuda insluso al Defensor del Pueblo "para que le dejen vivir con su padre", añade. La última vez que pudo encontrarse con Miguel fue el 30 de diciembre, después de un año sin contacto, y "ahora se han mudado y no sé dónde vive con un hermanastro". Señala que ha rogado a sus hermanos que le dejen “cuidarlo y atender como se merece”. “Pero no me escuchan, se lo llevaron y no he podido recuperarlo”, resume.
"He acudido a la Fiscalía, a los juzgados, médicos y Servicios Sociales pero no he conseguido nada, así que no me moveré de la calle hasta que no me escuchen y pueda verlo", asegura
“En diciembre comprobé lo deteriorado que estaba y no puedo más, tengo que pedir públicamente una solución para mi familia porque no pienso quedarme en casa sin hacer nada, de brazos cruzados en sus últimos días de vida”, insiste.
En estas primeras horas de huelga de hambre ha recibido una gran solidaridad de los vecinos, que le han dejado mantas, un cargador para móvil, agua, café y le han ofrecido compañía para que su estancia en la calle sea más agradable, tras combatir el frío de la noche y la lluvia de las últimas horas.
"He puesto una caseta y voy a permanecer aquí hasta que me escuchen porque soy muy fuerte, también fui militar y no pienso rendirme", desvela. Por último, concluye que en esta lucha no hay un motivo económico sino un lazo familiar y un cariño por su padre, al que ha cuidado años atrás, que le impide dormir y descansar: “Sé que él sólo desea vivir sus últimos días junto a mí”.
Comentarios
1 Israel Jue, 16/02/2017 - 09:07
2 Felipe Jue, 16/02/2017 - 12:40
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