Ildefonso Plá Sentís es presidente de la Organización Internacional de la Conservación del Suelo (ISCO) y vicepresidente de la Asociación Mundial de Conservación de Suelos y Agua (WASWAC). Hace dos años este ingeniero agrónomo, considerado una eminencia internacional, visitó Fuerteventura y Lanzarote y fue el broche final de los Cafés Científicos de Canarias en las semanas de la ciencia que organiza la Agencia Canaria de Investigación (ACIISI).

Este mes de junio regresó a las dos islas con los mayores expertos en la materia de China y Estados Unidos, entre otros países, dentro de la I Conferencia Mundial sobre la Conservación del Suelo y el Agua bajo el Cambio Global, que se celebró en Lleida del 12 al 16 de junio, y continuó con un viaje de campo, a Lanzarote y Fuerteventura, para enseñar los sistemas agrarios de la dos islas; esto es, las Gavias de Fuerteventura y los arenados de La Geria en Lanzarote.

Plá, profesor emérito de Gestión de Suelos y Agua de la Universidad de Lleida, es el coordinador de este evento internacional y considera que “en Canarias durante siglos se ha sabido gestionar el agua y el suelo de forma eficiente, por ser un recurso muy escaso”. Así que cuando se regaban grandes extensiones en Venezuela por ejemplo, siempre se contrataba a un canario para que estuviera a cargo de los cultivos, por su experiencia en gestionar los recursos hídricos de forma inteligente. “Estos conocimientos tradicionales de los antepasados isleños deben ser la base para que hoy los científicos perfeccionemos la producción de alimentos sin dañar los recursos base: suelo y agua”, señala.

Plá Sentís, hijo de republicanos que después de la guerra civil tuvieron que emigrar a Venezuela, donde llegó con 14 años, fue uno de los catedráticos más jóvenes de la Universidad Central de Venezuela en Caracas. Después de estudiar e investigar sobre drenaje de tierras agrícolas en la Universidad de Wageningen, en Holanda pasó a investigar y obtener un Doctorado en Ciencias del Suelo, en la Universidad de California-Riverside en Estados Unidos. Después ocupó el cargo de codirector de la Escuela de Física de Suelos (Centro Internacional de Física Teórica) en Trieste, y fue fundador y director de la Escuela Latinoamericana de Física de Suelos (ELAFIS), entre los años 1986-2013.

Pérdida de zonas fértiles

Además, Plá ha sido asesor durante más de 20 años de la FAO, y por 8 años miembro del Consejo Directivo del IBSRAM (Instituto Internacional para promover la Investigación en Manejo de Suelos) con sede en Tailandia, desde donde ha llevado a cabo proyectos en casi todos los continentes. Nadie mejor que él para señalar la necesidad de solucionar los problemas de la humanidad como es el de la pérdida de zonas fértiles.

Por ejemplo, en la actualidad en Argentina corren peligro de degradarse más de 30 millones de hectáreas de tierras consideradas la reserva alimenticia de la humanidad por cultivar de forma irracional soja transgénica, utilizada en la actualidad como principal fuente de proteínas en el mundo.

Algo parecido ocurre en Brasil, con casi 45 millones de hectáreas con soja, provocando indirectamente la deforestación en la zona amazónica. La destrucción de selvas para cultivar aceite de palma y elaborar biodiesel, y otros fines, están cambiando la faz del planeta y provocando el incremento de gases de efecto invernadero, en vez de solucionar los problemas del cambio climático.

En los últimos 50 años se han deteriorado más de un 30 por 100 de los recursos de tierras cultivables; debido a esto, y adicionalmente al incremento de la población, las tierras disponibles para producción de alimentos de origen agrícola se han reducido a menos de 0,2 hectáreas por habitante. Eso exige mejorar los sistemas de uso y gestión del suelo y el agua para acabar con el 15 por ciento de población mundial que aún pasa hambre, - señala Plá.

“El recurso suelo juega un papel fundamental y crítico en el mantenimiento de la vida sobre la tierra –añade el profesor-.Los principales problemas ambientales actuales en el mundo, como la calidad del aire y del agua, así como los cambios climáticos globales, la disposición y manejo de residuos, la pérdida de biodiversidad, junto con otros aspectos fundamentales, como suministro de alimentos, agua y energía, están fuertemente ligados al buen manejo y conservación de los suelos”. Los principales logros de este profesor son el desarrollo y aplicación (en climas tropicales y mediterráneos) de los modelos “Somore” y “Salsodimar”.

Estos modelos sirven para evaluar y predecir los efectos del uso y gestión de las tierras, y de los cambios climáticos, sobre el balance y régimen hídrico de los suelos, y a partir de ellos deducir los efectos de erosión superficial, deslizamientos de tierras, inundaciones, sequías y salinización de suelos bajo riego. Esta es la base indispensable para desarrollar y seleccionar sistemas de gestión de suelos y agua para una producción más eficiente y sostenible de alimentos, sin dañar el medio ambiente, y para prevenir grandes desastres, apunta Plá Sentís.

Un kilo de cabra supone 4.000 litros de agua

El suelo es clave para el medio ambiente. Entre otras cosas, Ildefonso Plá considera que todo está interrelacionado y la escasez de agua, motivada por la falta de gestión racional de los recursos, y el cambio climático, va a suponer un auténtico desastre para el futuro. La actividad agrícola consume el 70 por 100 del agua dulce disponible en el planeta.

Para producir un kilo de chocolate se consumen 24.000 litros de agua, para un kilo de carne de vaca 15.500 litros, de oveja 6.100, un kilo de queso 5.000 litros, un kilo de carne de cerdo supone 4.800 litros y de carne de cabra 4.000 litros. Un vaso de vino son 120 litros y 75 una caña de cerveza. Una manzana 70 litros, 50 una naranja, una rebanada de pan de trigo 40 litros y una hoja de papel hasta 10 litros. Unos datos que no deben ser ajenos para el consumidor.