El declive de Las Playitas: los vecinos exigen inversión en los abandonados espacios públicos
El pueblo marinero de Las Playitas, en el municipio de Tuineje, es uno de los más acogedores de Fuerteventura por su encanto marinero. Una localidad que enamora a los visitantes y un refugio de verano para los majoreros pero que entra en declive por la falta de renovación y mantenimiento de sus espacios públicos.
En este núcleo residen unos 550 habitantes, y un nutrido grupo de ellos denuncia el “abandono” y la falta de preocupación de las instituciones para mantener la localidad como ejemplo de entorno turístico y residencial de calidad.
“Es un pueblo ideal para vivir pero necesitamos una renovación integral por el deterioro de las instalaciones deportivas, del parque infantil y por la basura que se acumula en los solares y en el palmeral”, explica el joven Tanausú Perdomo, que se ha criado en el pueblo.
“El Ayuntamiento de Tuineje nos tiene completamente marginados y creemos que este pueblo, que recibe cada día a cientos de turistas, debería ser un ejemplo de pueblo marinero acogedor para los visitantes”, señalan.
También denuncian que “la mayoría de las instalaciones públicas están rotas y abandonadas”. Los residentes han trasladado sus críticas a la Red y han creado una página en Facebook: Quejas de los vecinos de Las Playitas. “Queremos exponer públicamente todo lo que está mal porque la Corporación municipal pasa de todo”, sostienen.
Los residentes denuncian la desidia institucional ante el grave deterioro de la cancha deportiva, parque infantil, calles, aceras y el palmeral
Una de las carencias en la que hacen hincapié los vecinos es la cancha deportiva. Se construyó hace unos 30 años y desde entonces no se ha repintado y cambiado casi nada. “Las rayas del suelo de la cancha ni se ven, el suelo de cemento está todo roto, y jugar aquí se ha convertido en un peligro porque las porterías están rotas”, señalan Tanausú y Manuel. Este es el único espacio de juego para niños y jóvenes junto al parque infantil que “tiene el suelo levantado y su mobiliario roto”.
“Resulta lamentable comprobar cómo está el pueblo de abandonado cuando siempre los turistas y habitantes de toda la Isla se enamoraban de esta zona por sus calles, su avenida marinera y sus rincones”, explican los vecinos de la localidad. En sus callejuelas, los bordillos y aceras rotas muestran el ocaso de un pueblo que se erige como uno de los principales centros turísticos de Fuerteventura por su afamado hotel dedicado al deporte.
“Sólo tenemos una persona para limpiar todo el pueblo y hace todo lo que puede pero no es suficiente, porque los solares están llenos de basura, que se podían aprovechar para acondicionar un plaza, una pista de pádel o un jardín en el palmeral que es un vertedero”, añade Tanausú.
Falta de iluminación
Ramón Soler era presidente de la asociación de vecinos de Las Playitas y falleció el pasado 21 de diciembre. Varios días antes denunció públicamente la falta de iluminación de la avenida de Angurria y el deterioro que había experimentado el pueblo en los últimos años. Soler, siempre implicado en el desarrollo de la localidad, reclamó la renovación de los espacios públicos de su querido pueblo de Las Playitas. Ramón dijo que muchos días llamaba a las autoridades competentes para comunicar los desperfectos pero sus quejas caían en saco roto.
“Las Playitas no se puede quedar atrás con respecto a otros pueblos y este núcleo tan bonito merece que se modernice y arregle como el resto de pueblos del municipio de Tuineje y el resto de la Isla”, señalaba Ramón, que reclamaba “instalar el servicio de alcantarillado, reparar y vallar el parque infantil, construir una nueva cancha deportiva, y que sus calles y solares ofrezcan un aspecto agradable para pasear por el interior del pueblo”.
Los vecinos piden planes de renovación como acondicionar un jardín en su palmeral, y convertir su avenida marítima en un espacio moderno y funcional para el ocio y disfrute de los visitantes y majoreros, debido a la presencia constante de gente paseando por la misma. “Acondicionaron un mirador en la avenida y olvidaron poner una barandilla para que los niños y familias no se caigan al mar en la zona más alta del paseo”, indican los residentes.
“Las casas han crecido hacia la montaña y subir con los coches resulta cada vez más peligroso, y si tiene que entrar una ambulancia no tiene salida, así que las autoridades deben trabajar en este barrio alto de Las Playitas y acondicionarlo”, añaden los denunciantes. La recuperación del pueblo es un sueño que no logró ver cumplido el malogrado representante vecinal Ramón Soler, pero sus amigos y descendientes continuarán luchando para que Las Playitas vuelva a brillar, con modernos espacios públicos que resalten su paisaje, tranquilidad y encantos naturales de este núcleo majorero.
Dinamizar el centro cultural
Al igual que otras localidades majoreras, los residentes piden que se dinamice el centro cultural del pueblo y la plaza, y que se instale una sala de lectura con ordenadores, wifi y crear una sala de estudio. “Se podían organizar cursos de informática para niños y mayores, y un programa de actividades con monitores para las familias con el fin de aprovechar y rentabilizar el nuevo centro cultural que se está deteriorando sin usarse”, apuntan los residentes.
Gracias al complejo hotelero, los niños reciben clases de inglés y entrenamiento de fútbol pero los vecinos quieren unirse para que también se pongan monitores de baloncesto, balonmano y otras modalidades deportivas sin tener que trasladarse a Gran Tarajal.
Piscina natural en el nido de ametralladora
Los vecinos más jóvenes de Las Playitas enseñan la piscina natural que se forma en una esquina de la marisma junto al nido de ametralladora, así que los residentes tapiaron el nido para formar un espacio de ocio y un punto de encuentro. Es el lugar de reunión para las familias y celebran fiestas junto al mar.
“Los bancos están deteriorados, se puso una bañera como barbacoa pero deberían renovarlo y crear un merendero para uso público, construir escaleras y mejorar los muros de la piscina natural para convertirlo en un entorno ideal para los bañistas de todas las edades”, explica Tanausú Perdomo.
Los residentes proponen también instalar una barandilla en el espigón del muellito para que los mayores puedan agarrarse y meterse en el agua sin peligro de caídas y utilizar el mar como terapia. “Se renovaron los bancos en el muelle pero ya están oxidados y rotos”, subrayan.
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