A nivel nacional, Fuerteventura ha sabido ganarse un lugar relevante en el mundo de la colombofilia por las características de la paloma majorera
Alzando el vuelo: una gran cantidad de jóvenes mantiene la afición a la colombofilia en la Isla
A nivel nacional, Fuerteventura ha sabido ganarse un lugar relevante en el mundo de la colombofilia por las características de la paloma majorera
La colombofilia cuenta con más de 100 años de historia en las Islas, con lo que es notable su arraigo entre los canarios. No en vano, las Islas representan el 75 por ciento de la colombofilia nacional tanto en practicantes como en número de palomas.
Los aficionados a esta práctica hablan de la adicción a este deporte e incluso “vicio”. Una dedicación diaria que algunos asimilan al Ejército. Disciplina y limpieza son sus pilares básicos, comentan los palomeros Juan José de Vera o Ignacio Barrios.
Un símil para esta disciplina es también el atletismo. Preparan a las aves como si de atletas se tratase, especializadas en fondo para que sean unas buenas maratonianas y velocistas para los trayectos cortos, aunque en su inmensa mayoría realizan vuelos de fondo desde las Islas más occidentales, como de medio fondo, desde Tenerife o Gran Canaria. Las palomas canarias están especializadas en volar sobre el mar a diferencia de las del continente, influenciadas también por los vientos que predominan en el Archipiélago. Los palomeros destacan la suelta de El Hierro o La Palma para hablar de la “maratón canaria”. Verlas posarse a su regreso en el palomar tras una media de diez horas de vuelo es la mayor satisfacción para estos aficionados.
La alimentación y el entrenamiento son fundamentales en este deporte, del que hay países donde ha llegado a ser una categoría semiprofesional. De palomero a manager, contratados por el propietario de las instalaciones. El éxito de la colombofilia se basa en varios factores, como las condiciones en las que vuelan las palomas del Archipiélago, sobre el mar y los vientos, porque cuando la paloma canaria busca la tierra entre Islas el esfuerzo es mayor que sus germanas del continente.
Así lo explican los colombófilos majoreros. “Como se despisten un poco ya no pillan el mar”, comenta Juan José de Vera, quien añade que “los pichones nuevos cuando ven agua se vuelven a tierra porque son incapaces de cruzar el mar”, mientras que por el contrario la paloma continental vuela miles de kilómetros sobre tierra.
En las Islas las competiciones son las sociales e insulares, principalmente. Y aunque todos reconocen el orgullo que supone verlas posarse en sus respectivos palomares tras sus particulares maratones, resalta el carácter competitivo de la mayoría de los aficionados. Por ello, siguen buscando superar sus marcas. El entrenamiento varía dependiendo de cada palomero y, como mínimo, realizan vuelos diarios de media hora. Si bien también depende de la temporada, como buenas atletas se entrenan más en la pretemporada, utilizando un símil futbolístico, según explica Juan José, y los vuelos diarios se reducen en muchos palomares cuando ya ha comenzado la temporada de competiciones. Como si de una liga de fútbol se tratase así es también la competición de la colombofilia. Los hermanos Nacho y Kiko Barrios, Miguel Ángel Marichal o Víctor Frangel son los primeros nombres que le vienen a la mente a Juan José cuando piensa en los más importantes palomeros del club de Puerto del Rosario.
En Fuerteventura los aficionados pertenecen a los clubes de Puerto del Rosario o Gran Tarajal. Del primero forman parte Iván Reyes y Juan José de Vera, quienes cuentan con un palomar que vigila de cerca la montaña de Tindaya. Juan José lleva como socio en Puerto del Rosario desde el año 1988 y fue capaz de “enviciar” a su sobrino político, Iván, tras contraer matrimonio y trasladarse a Tindaya. Ahora dice que “tiene más vicio” que él.
Uno de los principales problemas a los que se tienen que enfrentar los colombófilos es la presencia de rapaces, que han proliferado en los últimos años y suponen un peligro para las aves en su vuelo de regreso
Juan José se inició en El Cotillo, donde sus familiares disponían de palomares. “Si quieres estar arriba debes dedicarle mucho tiempo y contar con una disciplina en cuanto a horarios de alimentación y entrenamiento”, señala. Ellos le echan varias horas durante las tardes. Y cuentan con un centenar de palomas. Separados machos de hembras. Algunos ejemplares provienen de la raza creada por un conocido de El Cotillo y denominada Los Armados, que goza de gran reconocimiento en Fuerteventura. También han ido ampliando el palomar con otras aves procedentes de otros aficionados, tanto de la Isla como de la vecina Lanzarote, como las del palomar del conejero Martín Santana, que ha sido campeón de España de Colombofilia y de donde dice que provienen las mejores hembras de las que dispone. Cada palomero organiza los entrenamientos que considera pertinente.
En el caso de Juan José suelen ser de 35 minutos de vuelo y una vez a la semana le añaden una vitamina al agua para las aves. La alimentación está basada en varios cereales reforzados con calcio. Aseguran que aunque a ellos no les ha ido mal en las competiciones con las aportaciones económicas que suponen los premios, la inversión que realizan sigue sin compensar.
A nivel nacional, Fuerteventura ha sabido ganarse un lugar relevante en el mundo de la colombofilia. Una de sus características es que las palomas majoreras están entrenadas para competir con viento de pico. Hablan de la suelta reina de El Hierro, cuyo vuelo se realiza entre siete y diez horas como mínimo, por lo que los ejemplares tienen que estar físicamente bien. Se trata de un vuelo de más de 400 kilómetros de capital a capital de Isla.
Han estado también en Madeira y recientemente en Safir, pero no siempre regresan todas las aves, algo que los palomeros viven con gran tristeza, aunque saben que es un riesgo para el que deben estar preparados. La identificación que tiene la paloma permite recuperarla en algunos de los casos. Sobre el tiempo que deben dedicarle a esta práctica en detrimento de la familia y otros compromisos, Juan José comenta: “A mí, como no me gustan los bares, mi mujer está tranquila porque es el vicio que tengo. Al menos sabe dónde estoy”, dice riendo.
Los palomeros cuidan con mimo a sus aves, hasta zona de baño le han dedicado en el palomar de Iván Reyes. Comenta que es mucho más fácil disponer de estas instalaciones en zonas abiertas y fuera de la ciudad, por los problemas que pueda suponer por el vecindario, aunque la higiene es fundamental en esta actividad. Una paloma viajera, que puede llegar a tener una media de vida de 18 años, tan solo está en la alta competición entre tres o cuatro años. Tras esa vida atlética pasarán a la reproducción.
Tetir
Tetir es tierra de palomeros. Miguel Ángel Marichal y Octavio Jiménez son, entre otros muchos nombres, los más reconocidos por los propios aficionados del club de Puerto del Rosario, que en ocasiones “supone más que un club”. Buen ejemplo de ello son los hermanos Barrios. Nacho comenta la importancia de una buena alimentación “equilibrada” y el entrenamiento diario. En su palomar cuenta con 70 reproductoras para contar con su propio bando, después de tres o cuatro campañas viajando. Lleva 40 años viajando, una actividad que conocen los hermanos desde niños a través del mayor de la familia, que ahora es ornitólogo.
Lamenta Nacho Barrios que salga poca afición, pero comprende que supone una inversión y dedicación, algo que ellos han palpado desde niños. Por el contrario, comenta la gran afición que existe en la Isla con cerca de 50 socios en el club de Puerto del Rosario, que es una de las sociedades con más jóvenes en la Isla. “Es importante que se coja afición entre la juventud”, aunque no ha sido capaz de animar a sus hijos y cree que en la familia, “con nosotros, se va la afición”.
Mario Rodríguez, del Club Colombófilo de Gran Tarajal, propone que entre todos busquen soluciones para promover la afición, con propuestas como palomares escuela. Aunque también asegura que el Club de Gran Tarajal cuenta con una media joven. “Pero cada vez somos menos porque cuesta más mantenerlo y hay menos tiempo. Habría que buscar una fórmula para tener más cantera”, añade.
La llegada
“Lo más emotivo de esta afición es la recompensa de verlas llegar al palomar tras el viaje. Si gano mejor porque uno tiene que ser competitivo en todo lo que se plantea”, comenta Nacho Barrios. Pero lo mayor ilusión es contemplar cómo se posan en el pisante de control donde se coloca el reloj comprobador que se descarga después en la sociedad y mediante el cual se conocen las marcas de vuelo, a través del chip colocado en la pata del ave para conocer el resultado definitivo del campeonato, después de haber sido inicialmente registradas antes de su traslado a las respectivas sueltas, algo que se realiza de forma ceremonial en el club.
Sus instalaciones han sido valoradas como unas de las más limpias del circuito, todo lo contrario de la imagen que la ciudadanía tiene de las palomas. Aunque reconoce que supone una importante inversión, entre 100 y 200 euros, también son sabedores de que “hay vicios más caros”.
Así, la dedicación personal es el mayor coste al que se enfrenta un palomero. “Lo principal es adaptar el bando de palomas a los horarios de trabajo”, señala. También se las tienen que ingeniar para poder irse de vacaciones. En el caso de la familia Barrios, los hermanos se turnan para disfrutar de esos días de ocio y poder atender a las palomas.
Halcones y otras aves
Uno de los principales problemas a los que se tienen que enfrentar los colombófilos es la presencia de rapaces. Recuerda Juan José que en sus inicios apenas existían halcones Sin embargo, ahora han proliferado y “una paloma que viene de El Hierro agotada, cuando un halcón le echa la vista encima, se la carga. Ya puedes seguir esperando que no llegará”. Comenta Nacho Barrios que esto “perjudica seriamente” porque no es lo mismo que la ataque aquí que cuando lleva horas de vuelo”. Aún así, se muestra un apasionado de esta especie, algo que parece la contradicción en un palomero. “Es algo inevitable, pero entiendo que es su necesidad”.
Sobre el debate de qué hacer con respecto a las otras palomas, las asilvestradas, que ocupan cornisas enteras de edificios y que con sus excrementos provocan el deterioro del patrimonio de muchas ciudades, además de suponer un peligro para los viandantes, la mayoría de los palomeros se muestra a favor de retirarlas o erradicarlas.
Para evitar dañar a estos animales, el Ayuntamiento de Valencia ha presentado una propuesta innovadora para reducir la población de palomas un 80 por ciento en los próximos cuatro o cinco años mediante el suministro de pienso esterilizante. Así, se colocarán distribuidores automáticos de alimento, con cámaras de grabación, que dispersan los granos de maíz en un radio de 2 o 3 metros. Este pienso impedirá la reproducción de los ejemplares dominantes y no es tóxico ni para las personas ni para otros animales. Una medida que quién sabe si viajará a otras poblaciones.
Mario Rodríguez es miembro del Club Colombófilo de Gran Tarajal
- ¿Cuál es el año de creación del club de Gran Tarajal?
- Nuestro club fue fundado en 1964. Y luego, con el esfuerzo de muchos socios, fue construida la actual sede en torno a los años 90.
- ¿Con cuántos socios cuenta?
- En la actualidad el club consta de unos 60 socios
- ¿Cómo ha evolucionado en los últimos tiempos esta afición?
- En estos últimos años, con la llegada de los avances tecnológicos se ha hecho más práctico poder practicar este deporte. Ahora poseemos relojes electrónicos para los registros que nos permiten unas facilidades que antes no teníamos.
- ¿Quiénes son las principales figuras de este deporte por parte del Club de Gran Tarajal?
- Este club, bajo mi punto de vista, posee sobre todo de unos años para acá, muchísimo nivel competitivo. Aunque si tienes un fallo puedes pasar del tercero al puesto veinte. Contamos con muchos socios haciendo grandes papeles en derbys internacionales. Pero cabe reseñar los que siempre están ahí como los hermanos Gopar, bicampeones actuales, Rodolfo Langembacher, con siete campeonatos sociales, Camilo Gonzáles con cinco y un largo etcétera. Y gente que viene pisando muy duro.
- ¿Por qué cree que hay tan escasa presencia femenina en la colombofilia?
- Pienso que eso es quizás por culpa nuestra. Por costumbres. La colombofilia es muy dura y si no te entra en vena no te agarra y el colombófilo no tiene costumbre de estar con los niños y lo van viendo como algo más lejano. Pero sí ha habido chicas y hay muchas en la actualidad, como la campeona del prestigioso derby del Algarve de Portugal, una colombófila alemana. Y hay cada vez más parejas que se ayudan para sacar adelante el palomar. Antes las palomas suponían para una familia un peso, ahora nos hemos desprendido de muchos mitos.
- ¿Cuáles destacaría como las mejores sueltas?
- Aquí en Fuerteventura, la suelta reina es El Hierro, la más dura competición y la “madre” de todas. La primera palomita comprobada de El Hierro no se olvida jamás. A mí me apasiona también África y Madeira. Pero por problemas diplomáticos y por nuestra ubicación se hacen muy difíciles.
- En particular, ¿con cuántos ejemplares cuenta en el palomar?
- Yo antes poseía muchas más palomas pero el tiempo apremia y a más animales más responsabilidad y con un niño pequeño y trabajando no puedo tener más. Poseo 40 reproductoras. Y este año en lista volé 72 animales.
- ¿Cuánto tiempo le dedica a esta actividad diariamente?
- Yo intento dedicarle el que puedo, pero es demasiado poco. Sobre un hora y media al día y los fines de semana lo que pueda. Sin dejar de lado a la familia, claro.
- ¿Es más sacrificio o pasión?
- Muy buena pregunta. Es una mezcla. Es una pasión tan fuerte que merece ese sacrificio… cuando ves, por ejemplo, como animales que se sueltan desde La Palma, a casi 400 kilómetros, a las 8.55 horas y verlos llegar a las 15.01 horas, da mucha alegría.
-Una curiosidad ¿conoce a algún palomero que le haya puesto el nombre Paloma a una hija?
- (Ríe). Ja,ja no. Yo particularmente no.
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