El evento celebra su octava edición este fin de semana con la participación, no sólo de la treintena de compañías que escenifican sus obras, sino de todo el pueblo de Gran Tarajal
El festival de payasos Tran Tran, una experiencia social
El evento celebra su octava edición este fin de semana con la participación, no sólo de la treintena de compañías que escenifican sus obras, sino de todo el pueblo de Gran Tarajal
El Festival Internacional de Payasos Tran Tran celebra este año su octava edición. Roberto Cabrera, coordinador del evento, destaca el entramado social que mueve este festival. “Es de las experiencias sociales más grandes que se han hecho en las Islas, y gracias al colectivo Hospitran, la ong hospitalaria, este festival está activo todo el año y además está continuamente formando payasos”. A esto se suma la base social implicada en el mismo con la participación de todo el pueblo. “Sólo hace falta ver el pasacalles con la colaboración de más de 1.000 personas, de manera que hasta los propios artistas que llegan de fuera se quedan asombrados”, señala.
La importancia de contemplar este festival como un movimiento social de los colectivos locales se deja sentir en el papel que se les sigue dando. Así, a pesar del gran reconocimiento con el que ya cuenta este festival será el grupo de mayores de Gran Tarajal ‘Acaitate’ el encargado de inaugurarlo. Estos improvisados payasos han participado previamente en un curso clown con su obra de teatro. “Le da otro matiz diferente a este entramado social”.
Cuenta con un voluntariado intergeneracional, además, en el que la nueva savia se conjuga con la veteranía de los más mayores de Gran Tarajal hasta sumar más de 35 o 40 voluntarios oficiales en la organización, “pero colaboradores son muchos más”, matiza Roberto Cabrera, quien no quiere olvidar a todos esos vecinos que aportan su granito de arena.
Entre este joven voluntariado se encuentra un nutrido grupo de chicas, ávidas por colaborar, que aprovechan su descanso vacacional para participar en todas las actividades previas al desarrollo del festival. Ruth lleva ya tres años colaborando y anima a sus amigos a que también participen “en esta experiencia única”. Se encuentra motivada junto al resto de compañeras que acompañan en esta entrevista a Roberto por el afán de ayudar.
Más allá del voluntariado, Roberto destaca la implicación de los vecinos: los empresarios que decoran su negocio, los camareros que se visten de payasos... “Hemos creado un sentimiento de alegría”. También es fácil contar con la colaboración de las empresas locales. Roberto se sigue asombrando de este hecho: “Algo que empezó como una tarde de payasos y lo que ha generado”, alcanzado el pasado año la presencia de 17.000 personas, cifra que esperan rebasar hasta alcanzar las 20.000 en la próxima edición.
También influye la creciente calidad artística con la participación de una treintena de compañías de varios países de distintos continentes de las trescientas solicitudes presentadas. Sin olvidar sus orígenes, por lo que siempre hay hueco para las compañías canarias y para los payasos que se han formado en la Isla a fin de que tengan la oportunidad de actuar en el Tran Tran.
Este año han lanzado una campaña para presentar el evento en cincuenta idiomas diferentes desde otros tantos lugares distintos. Ha sido todo un reto
La proyección de este festival, que ha sido premiado en varias ocasiones, se aprecia en un repaso por su trayectoria. “Al principio nosotros buscábamos payasos, ahora tenemos que seleccionar entre las trescientas solicitudes de todo el mundo. Cómo ha cambiado la cosa”, enfatiza Roberto. También resultaba como un aliciente para las compañías el hecho de ocupar la temporada de otoño cuando se celebraba en noviembre. Ahora aprovechando el adelanto de la fecha para septiembre desean incorporar también otro incentivo: la playa de Gran Tarajal como escenario para las actuaciones y no descartan adentrarse en el mar en un futuro con un escenario acuático.
A pesar de que el Festival Tran Tran no necesita promoción, nunca está de más la publicidad como si de una gran multinacional se tratase. Así, este año han lanzado una campaña para presentar el evento en cincuenta idiomas diferentes desde otros tantos lugares distintos. Ha sido todo un reto. “Hoy día las redes sociales te lo permiten y sale más económico que cualquier otra publicidad”. Y esta idea ha calado allende los mares. Tienen mensajes en mandarín, vietnamita, y un sinfín de idiomas procedentes de los cinco continentes. Para lograr esta excelente respuesta en las redes sólo ha hecho falta ponerse en contacto con “amigos de amigos”.
Foto: Manolo de la Hoz.
El Tran Tran también se concibe como la cita familiar más importante del Archipiélago. De esta forma, la programación del día fuerte del festival comienza a las once de las mañana y no para hasta las tres y media de la madrugada. Eso sí, advierten que a partir de las diez de la noche la programación ya es más picantona, más “perraca”, nombre proveniente de los propios dj clown protagonistas como son “los perracos”. También quieren contribuir al escenario familiar con la habilitación de una zona picnic, porque en ocasiones la alta afluencia de público impide contar con un sitio libre en los distintos restaurantes de Gran Tarajal.
El Festival es también una escuela para los payasos y público. Así, se realizaron fichas didácticas con la colaboración de las pedagogas del colectivo y que más tarde se trasladan a los colegios. “El papel de payaso no es fácil”, señala Roberto.
La población de Gran Tarajal espera ansiosa el Festival de Payasos, lo ven y escuchan las jóvenes colaboradoras en su recorrido para colgar los carteles durante el cual les paran y preguntan para saber cuando empieza el evento. Un encuentro para alegrar esta zona de la Isla y el espíritu de todos los que participan y visitan Gran Tarajal. Un Festival de calle al aire libre y que poco a poco se va ampliando hacia otras plazas del pueblo, además de la céntrica que lleva su nombre a pie de playa. “El sábado hay once escenarios al mismo tiempo”, comenta orgulloso Roberto. Y muchos de los artistas son itinerantes lo que permite interactuar con el público. A lo que se suman las más de treinta actividades paralelas que se desarrollan en torno al Festival.
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