…Y se comieron el turrón
Todo hacía pensar lo contrario y ante la insistencia de un grupo cada vez más numeroso de aficionados a las puertas del estadio, el cese parecía inminente. Una vez más nos equivocamos: el que más, la que menos, se las arregló para comerse el turrón y ya se sabe el dicho, “para lo que me queda en el convento….” y las fiestas del quiosco se encargaron del resto, y a falta de luces de Navidad, entre las sombras te moviste mejor, y entre exaltaciones de la amistad y mojitos de bienvenida y chupitos de despedida, nadie te preguntó por el Ayuntamiento, por el Cabildo, por el Gobierno, por las listas ni por las tontas.
Es hora de recoger el árbol, la casa, ordenar los cajones para la ropa nueva y sobre todo no perder los tickets de compra de los cuñados que nunca aciertan en un día de Reyes, con menos balones de fútbol y bicicletas en la calle, menos juegos de mesa en el salón pero más baterías cargándose y más dinero en sobres, eso sí, de colores. Una Navidad más que termina, con nuevas promesas para mejorar tu salud, tu autoestima y tu dignidad y que, básicamente, se traduce en no ir más a una cena de empresa.
Pero volvamos a nuestros alumnos y alumnas más aventajados, en los que se deposita el futuro de la nación. En la sede han tocado a rebato y a ti en particular te han llamado a capítulo, que cómo piensas repetir en mayo si no te rozas por el local, que te fuiste para Londres en plenas fiestas, que no se te ha visto por ningún entierro, ni gala benéfica, ni entrega de premios, ni minutos de silencio, ni ondas en la radio, ni sintonía con nadie. Y es que así no podemos seguir, que ahora mismo son los Carnavales y tú sin disfraz.
Pero bueno, habrá que comenzar el año con buen ánimo, pensando en la suerte que tienes de vivir aquí, con el olor a césped artificial nada más levantarte, con el animado ambiente de compras que se respira por la ciudad, con una variada oferta de ocio, sobre todo nocturno, que te invita a salir y no meterte bajo la manta mientras ellos ven Sálvame y ellas La Sexta Noche.
Siempre nos quedará arrimarnos más al mar, a caminar, a correr, a llevar a los chiquillos, a sentarse en algún banco, bajo la sombra, a tomarse una caña al peso del mediodía, a volver a mirar la escultura con los gallos de pelea para ver si tiene algunas respuestas, a seguir hasta Los Pozos y ver la cartelera del Palacio de Congresos, mucho más interesante que las caras en las farolas, a desear tener 15 años y robarte un beso en el espigón.
Espera lo mejor pero prepárate para lo peor, un buen deseo para este año 2019 donde nos cansaremos de hablar de Cataluña y de Vox en lugar de una Isla que se nos escapa de las manos, donde por cada molino de viento hay cincuenta torretas, donde las listas de espera están hasta en la medicina privada, donde la revolución tecnológica tiene forma de pizarra digital entre murales de cartulina, donde la lucha contra el paro se combate con programas de empleo que crecen a medida que se acercan las elecciones, donde los servicios públicos tienen teléfonos de atención al cliente para que dejes el mensaje, donde has delegado tu futuro en los políticos y tu responsabilidad se reduce a criticarlo todo en el Facebook.
Y no te olvides de abrigarte, que te nos pones malo y te veremos menos el pelo, que sin ti esto no funciona, así que pensemos que este 2019 puede ser el año de tu vida: libros, parques, playas, senderos, aulas, series, bares, conciertos, viajes... te están esperando. Todo un honor conocerte.
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