La presencia de esas especies es “una amenaza emergente” que un grupo de científicos intenta conocer
Las algas tóxicas y las especies invasoras son las principales amenazas para el Atlántico entre Canarias y Madeira
La presencia de esas especies es “una amenaza emergente” que un grupo de científicos intenta conocer
Las principales amenazas para el Océano Atlántico entre Canarias y Madeira son la proliferación de “algas tóxicas” y “la entrada de especies exóticas que desplazan a la fauna del lugar y hacen que desaparezca el patrimonio natural”, ha señalado el técnico del Servicio de Diversidad del Gobierno de Canarias, Rogelio Herrera.
“Todavía no conocemos ninguna especie que tenga un verdadero carácter invasor y que esté produciendo un problema ecológico serio” pero lo que sí se conoce es que “determinadas especies se están alterando y desapareciendo con el cambio climático”, ha recalcado Herrera este miércoles en la capital grancanaria en el acto de presentación de los resultados del proyecto MIMAR.
Por lo tanto, la presencia de esas especies es “una amenaza emergente” que el grupo de científicos que trabaja en el proyecto de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria intenta conocer a través de estudios como este.
En las aguas que rodean Canarias y Madeira habitan en la actualidad unas doscientas especies introducidas por la actividad del ser humano, unos ejemplares que podrían afectar o no al ecosistema en el que se han instalado o a la población de los archipiélagos, ha explicado Herrera.
Los resultados del proyecto MIMAR han sido “sorprendentes” y, por ello, se ha puesto en marcha MIMAR+, “un paso más en continuar trabajando de forma coordinada en toda la región y seguir ampliando el alcance de los trabajos” y que se centrará en “trasladar a la sociedad y a la comunidad científica los datos obtenidos”, ha añadido el técnico.
Las causas de la presencia de estos dos centenares de especies introducidas en la Macaronesia se encuentran en la tropicalización del ecosistema y en el aumento de la temperatura del mar, en más de un grado, en los últimos treinta años, situación que permite que otras especies de afinidad tropical se asienten y se reproduzcan en los ecosistemas marinos de Canarias y Madeira.
“Las nuevas especies pueden constituir nuevos recursos pesqueros”, ha dicho Rogelio Herrera para insistir en que estas nuevas apariciones pueden “no ser malas” para el ecosistema marino de Canarias aunque habrá que estudiarlo, además de que hay determinados organismos que podrían haber estado ahí con anterioridad pero a los que el aumento de la temperatura les ha permitido producir floraciones.
Sin embargo, la proliferación de cianobacterias “puede destruir un ecosistema”, además de que éstas “tienen toxinas que afectan a los organismos marinos y que podrían pasar por la cadena trófica hasta el ser humano, como la ciguatera”, ha dicho el técnico marino del Gobierno canario.
Si el ecosistema se encuentra en buen estado de conservación la entrada de nuevas especies es más complicada pero, si éste está perturbado o muy degradado, las especies encontrarán un nicho para su expansión.
El proyecto MIMAR, que ya ha concluido para dar paso a MIMAR+, ha conllevado un total de tres años de estudio sobre los impactos del cambio climático en el mar y en las especies que en él habitan.
“Ecosistemas de gran relevancia están desapareciendo”, ha lamentado Herrera para, por otro lado, celebrar la creación del Observatorio de Algas Tóxicas que ha anunciado el Gobierno de Canarias con el objetivo de “hacer un seguimiento” de estos organismos en las aguas de Canarias y del resto de la Macaronesia.
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