Agricultores, bodegueros y queseros de Lanzarote se suben al carro del reparto a domicilio como fórmula de supervivencia, pero reconocen que las pérdidas son cuantiosas
La agricultura y la ganadería de Lanzarote buscan subsistir
Agricultores, bodegueros y queseros de Lanzarote se suben al carro del reparto a domicilio como fórmula de supervivencia, pero reconocen que las pérdidas son cuantiosas
El sector primario no ha sido ajeno a los efectos en la economía de la crisis provocada por la pandemia de coronavirus y las medidas restrictivas aplicadas por el Gobierno para frenar la propagación del Covid-19. Agricultura, pesca y ganadería lanzaroteñas han tenido que adaptarse a las circunstancias de la limitación de tránsito y al cese de la actividad turística en la Isla. Las pequeñas empresas han decidido apostar por nuevos canales de distribución para solventar la salida de esa producción comprometida para restauración y establecimientos hoteleros y de paso ofrecer un nuevo servicio a los ciudadanos. Así, muchos son los agricultores, pescadores, bodegueros o queseros que han optado por la venta online y el reparto a domicilio. Mientras, otros pequeños productores reclaman la reapertura de los mercadillos para dar salida a la producción local, al tiempo que desde el sector vitivinícola temen por el futuro de la uva tras el descenso de ventas de las bodegas.
En Finca Machinda la incorporación de un modesto servicio a domicilio a sus habituales propuestas de reparto ha sido casual. Desde este proyecto de agricultura ecológica, sus responsables comentan que no les ha quedado más remedio que adaptarse a la situación tras el frenazo que supuso el cierre de establecimientos de restauración con la producción ya en camino. La suspensión de actividad de sus principales consumidores les llevó a apostar por la venta a particulares. Algunos de estos clientes ya visitaban su principal finca en Tao para recoger sus pedidos, para los que se han ido sumando cuentan con la posibilidad del reparto a domicilio, aunque desde Finca Machinda advierten de que no tienen capacidad para ampliar su cartera de clientes.
“Este incremento ha sido exponencial y ahora todo el mundo quiere que se lo llevemos a casa”, explican. Así, zonas del sur en las que antes tenían escasa presencia, como Playa Blanca, se han convertido ahora en localidades a las que deben acudir, con hasta 14 repartos. Eso sí, avisan de que la producción es limitada y en ocasiones tienen que reducir las peticiones iniciales de los pedidos para que sus productos puedan llegar a todos los clientes. Como ejemplo ponen esos 15 kilos de tomate disponibles a principios de semana de los que, llegados al jueves, no queda ni uno. La entrada en el mercado domiciliario representa “un esfuerzo y un importante trabajo de logística” para esta pequeña empresa con tan solo siete fincas en cultivo y con problemas de escasez de agua. Aun así, se congratulan de que “el producto se quede en Lanzarote y lo aprovechen los lanzaroteños, a un precio justo y sin intermediarios”.
¿Y los mercadillos para cuándo?
Manuel Peláez de Finca Tres Peñas es otro ejemplo de la difícil situación por la que atraviesa el sector agrícola. “Se están buscando muchas soluciones, pero en realidad la principal sería que continúen abiertos los mercados locales, cómo se hace en otras Islas”. Este agricultor asegura que tras el cierre de restaurantes y hoteles a los que suministraba su producción ha visto como entre 3.000 ó 4.000 kilos de tomates se han desperdiciado, al igual que la producción de fresas. Peláez defiende que las visitas a los mercadillos se pueden controlar, al igual que se hace en las grandes superficies comerciales e incluso con mayor seguridad y garantía “porque de las manos del productor, los productos van directamente al consumidor”.
Manuel Peláez: “Se está buscando muchas soluciones para los pequeños agricultores, pero la principal sería reabrir los mercados locales, como se hace en otras islas”
Recuerda que existe un escrito del Gobierno de Canarias en el que se recoge que “deben permanecer abiertos al público los mercadillos a fin de consumir productos de kilómetro cero” y que, frente a la dependencia de las importaciones para garantizar el suministro, sería importante que prevaleciera el producto local, “más controlado”, señala. Concretamente, Finca Tres Peñas tenía presencia semanal en tres mercados: La Villa, Tinajo y Arrecife. A Manuel Peláez le ha sido imposible poner en marcha un servicio de reparto a domicilio porque carece de logística para ejecutarlo. Aunque sí atiende pedidos personalizados que los clientes pueden pasar a buscar a la finca. Pero es consciente de que cada vez “la gente quiere salir menos de sus casas”.
El agricultor Bernabé Tejera, con finca ecológica en Tao, es uno de los pocos afortunados del sector. Asegura que su producción no se ha vista afectada por la crisis del coronavirus y continúa con la distribución a su principal cliente, Ecoventa, establecimiento situado en Arrecife, así como al resto de tiendas a las que distribuye y también a particulares, para los que ha incorporado el reparto a domicilio. La producción ecológica de Bernabé Tejera podía adquirirse también los sábados en el mercado de Arrecife. A su juicio, “no hay motivo para que se suspendan los mercadillos”.
Desde la quesería Flor de Luz también defienden la reapertura de los mercados para poder mantener el sector artesanal lanzaroteño. Carlos, el mayor de los hijos de la maestra quesera Luz Nélida Paque y administrador de la quesería, explica que las garantías de seguridad en estos mercados locales serían superiores a las del supermercado, porque suele acudir menos público que a las grandes superficies de alimentación. Además, podrían emitir la oportuna factura de venta para justificar el desplazamiento de sus clientes ante los cuerpos y fuerzas de seguridad.
Otros productores asiduos de mercados, como Dulce Haría, han tenido que parar por completo su producción, según comenta uno de sus representantes, Ruymán De León, quien defiende también la reapertura de estos lugares de venta, aunque cree que, ante la situación generada por la crisis del coronavirus y la preocupación de la población en general, difícilmente acudiría la clientela. Desde Dulce Haría estiman de han dejado de facturar entre 800 y 900 euros mensuales, y asegura que “ahora van tirando de sus ahorros”. Tampoco confían en poder acogerse a la línea de ayuda establecida por el Gobierno español para autónomos. “Los requisitos que hay que cumplir son casi imposibles por todas las justificaciones que se precisan, con lo que al final nos vemos en que vamos a invertir más en tramitar las solicitudes de ayuda que en lo que vamos a percibir”.
Ruymán es también representante de la asociación de Papas de Los Valles, donde cuenta con una producción limitada que distribuye a las pequeñas tiendas. Sin embargo, no han tenido que ingeniárselas para darle salida a los cultivos en esta ocasión porque la crisis y las medidas restrictivas han llegado justo fuera de temporada. “No esperamos que la producción dé sus frutos hasta dentro de dos meses y confiamos en que para entonces hayamos atravesado ya esta situación”, concluye.
La vendimia en peligro
El presidente del Consejo Regulador de la denominación de origen Vinos de Lanzarote, Víctor Díaz, tampoco puede ser positivo en estos momentos. Si el sector vitivinícola ya estaba en stand by por la ausencia de lluvias, ahora que, por fin “había caído agua”, se encuentran con el hándicap de que las bodegas no han podido dar salida a la producción de caldos prevista en las ventas de este año y con la incertidumbre de si podrán comercializar el vino una vez superada la crisis. Por ello, temen que parte de la producción vitícola se quede en el campo cuando llegue la hora de la vendimia. Díaz comenta que actualmente está en estudio un plan de ayudas para cubrir las pérdidas del sector agrícola, pero, a su juicio, “tener que salvarse gracias a las subvenciones es muy triste”.
Las bodegas no han podido comercializar toda la producción prevista, por lo que temen que parte del cultivo de uva se quede en el campo cuando llegue la vendimia
La crisis económica provocada por la pandemia llega en un momento en el que el sector vitivinícola de Lanzarote se encontraba en auge, época en la que además se había llevado a cabo un importante trabajo de posicionamiento de los vinos de Lanzarote. “Una labor que ahora se puede ir al traste”, añade Víctor Díaz.
La propuesta de las bodegas lanzaroteñas para sortear esta parálisis es poner en marcha canales de venta online y reparto a domicilio, así como mantener la distribución en las grandes superficies comerciales. Bodegas como El Grifo, La Geria, Vega de Yuco o Bermejo han comprobado el valor de los nuevos canales de comercialización, incluso esta última realizó una cata en directo a través de Instagram. También la bodega de Víctor Díaz, Vulcano, está realizando el reparto a domicilio, pero aun así “es un remedio que no funciona”, en opinión del también bodeguero. “Las bodegas venden dos o tres cajas a la semana, cuando lo habitual, antes de la crisis, es que se comercializara al día un palé de cajas de vino. Estas reducidas ventas no representan ni un cinco por ciento de la facturación habitual”, concluye.
Cae la demanda de pescado fresco
En el sector pesquero la actividad continúa. Desde Optuna, su gerente Andrés Cedrés, reconoce que ha descendido el consumo de pescado fresco, pero tampoco están consiguiendo grandes capturas. Aunque se muestra optimista porque realmente la campaña de los túnidos acaba de comenzar. Comenta que, en el caso de la organización que representa, tienen varias alternativas para rentabilizar la pesca fresca si no consiguen distribuirla en el mercado local. La primera, enviarla a la Península, aunque las compañías aéreas que operan aún estas rutas han encarecido los costes. Otra posibilidad es preparar las piezas en lomos para su congelación o en salmuera con destino a las fábricas de conservas.
Cedrés explica que han tenido que abaratar el precio del producto en el mercado ante el descenso de la demanda de los productos frescos y están preocupados por el futuro de la economía, pero confía en poder mantener los puestos de trabajo y “seguir pescando”. En el peor de los escenarios, las instituciones no descartan establecer compensaciones para el sector. Por su parte, algunas pescaderías como la de la Cofradía de Pescadores de Playa Blanca se han sumado al servicio de reparto a domicilio.
De la quesería a casa
El presidente de la Asociación de Queserías Artesanales de Lanzarote (Aqual), Roberto González, comenta que en estos momentos “las pequeñas queserías lo están pasando mal”. La clausura de los puntos de venta directa, como los mercadillos, y el cierre de los restaurantes a los que abastecían han provocado un importante descenso de la facturación.
Particularmente comenta que Montaña de Haría ha sufrido un descenso del 88 por ciento, por lo que su facturación “es casi nula”. Su propuesta para “subsistir” ha sido poner en marcha la venta a domicilio. A pesar de que muchos consideran que esta medida va en contra de las restricciones impuestas para evitar la propagación del coronavirus, cree que tomando las medidas adecuadas es la única salida que han visto los queseros artesanales de la Isla para continuar en activo y poder seguir alimentando a sus cabañas, que en Montaña de Haría alcanza las 350 cabezas de ganado.
La facturación de las queserías artesanales es “casi nula”. La propuesta para “subsistir” y poder alimentar a los animales es poner en marcha la venta a domicilio, “secar las cabras” o volver al pastoreo
Han seguido su ejemplo otras queserías como Flor de Luz, la granja ecológica La Atalaya o El Faro. Dice Roberto González que los clientes “están encantados” con la propuesta y que en los mensajes de pedidos suelen dejar también unas palabras de agradecimiento. Tan buena ha sido la acogida que “lo mismo habrá que dejar esta fórmula de comercio en el futuro como opción de venta”, añade. Desde su página en Facebook, Aqual sugiere preguntar en cada una de las queserías cómo realizan este servicio de entrega a domicilio porque cada granja opera de modo diferente.
Roberto González explica que otros ganaderos de Lanzarote han podido continuar con la facturación habitual y seguir adelante con la granja gracias a que venden la leche a las grandes productoras de queso, donde sus producciones están totalmente introducidas en las grandes superficies.
Sobre la posibilidad de solicitar ayudas, el presidente de Aqual señala que ha estado en contacto con la presidenta del Cabildo de Lanzarote, María Dolores Corujo, sobre la posibilidad de abrir una línea de subvenciones para el sector. Sin embargo, “ahora todos los ganaderos se quieren subir al carro, aunque algunos estén pudiendo seguir adelante”, por lo que solicita solidaridad con aquellos que realmente están atravesando un mal momento, como las pequeñas queserías artesanales que temen por la continuidad de sus cabañas ganaderas. Algunos no descartan incluso dejar los ejemplares en custodia en la granja experimental de la Corporación insular.
Desde Flor de Luz, su administrador comenta que se están planteando lo que se denomina “secar las cabras”, es decir, reducir la alimentación de las mismas para que produzcan menos y no tener la necesidad de ordeñarlas a diario y regresar a la fórmula del pastoreo para garantizar su ingesta alimentaria.
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