ENTREVISTA

“Más que preocuparnos por si va a haber un brote, habría que pensar que va a ser una forma de vida a la que nos vamos a enfrentar en un mundo global”

Agustín Valenzuela, virólogo y profesor de la Universidad de La Laguna

Eloy Vera 0 COMENTARIOS 14/06/2020 - 08:50

Agustín Valenzuela es profesor en Medicina en la Universidad de La Laguna, virólogo y director del grupo 'Inmunología Celular y Viral'. En esta conversación, aclara algunas dudas sobre el SARSCoV-2, un virus altamente transmisible y letal, capaz de parar todo un planeta y para el que aún habrá que esperar para encontrar una vacuna. Calcula que podría estar en un año o año y medio. Hay que ser “optimistas y realistas a la vez”, subraya. También alerta sobre la necesidad de estar preparados para nuevos brotes: “Va a ser una forma de vida a la que nos vamos a enfrentar en un mundo global”.

-¿Qué particularidades tiene el coronavirus causante de la Covid-19?

-El virus SARS-CoV-2, que causa la Covid-19, forma parte de la familia de los coronavirus y tiene la particularidad de ser el virus respiratorio, de todos los conocidos, que presenta la mayor carga viral y transmisibilidad a nivel superior (nariz, garganta y ojos). Se trasmite de una persona a otra, y no es necesario ser sintomático para infectar. De hecho, de cada diez personas que se infectan por este virus, ocho están sin síntomas y son transmisores igual de buenos o, incluso, mejores que los sintomáticos. Dentro de la familia de los coronavirus es el que presenta mayor transmisibilidad. Una persona puede infectar a tres o cuatro. Tiene un promedio de entre el 2% al 4% de mortalidad a nivel global, pero en muchos países como España, que no hemos tenido los medios suficientes, la mortalidad se ha disparado hasta a un diez u once por ciento. Es un nuevo virus para el que no tenemos inmunidad de grupo, altamente transmisible y letal.

-Tras meses de investigación, ¿se sabe ya con seguridad cómo se ha transmitido al hombre?

-Los coronavirus son virus cuyos principales anfitriones son los animales. Los que conocemos que hasta ahora afectan al hombre, en la naturaleza han saltado a la especie humana desde un animal intermedio, donde se ha generado el virus que nos afecta. Previamente, ha sido infectado por otro coronavirus de murciélago o de un pequeño roedor. En este caso, sabemos que hay un porcentaje importante en el genoma de este virus SARS-CoV-2 que comparte secuencia con un virus de origen murciélago, una cepa que se llama bat-CoV RATG13 de un coronavirus de murciélago. Con ese virus, el SARS-CoV-2 comparte, aproximadamente, su secuencia genómica, una homología que ronda alrededor de un 94%. Hay partes de la secuencia de este virus que no conseguimos todavía identificar con ningún otro coronavirus animal, y que estaría en esa especie animal intermedia de la que luego ha saltado al hombre. Los coronavirus de murciélagos y, en particular esta cepa RATG13, su proteína S de superficie no tiene funcionalidad para infectar nuestros tejidos. El virus no podría, por tanto, saltar directamente del murciélago a la especie humana. Esto quiere decir que ese virus ha infectado a otro pequeño animal, donde se ha recombinado con otro coronavirus que sí tiene una proteína S con funcionalidad para infectarnos y que estaría en contacto con el hombre. Se está buscando en pequeños roedores, hurón, pangolín o, incluso, en el visón. Todavía no conseguimos encontrar la homología con ese otro coronavirus que ha permitido la recombinación del virus de murciélago en la especie intermedia. Es fundamental encontrar el reservorio porque en ese animal aún está el virus letal. Hay que averiguar de qué virus ha saltado y por qué para, además, evitar los hábitos que han permitido el salto a nuestra especie del SARS-CoV-2.

“Que hayamos erradicado el virus no significa que tengamos una inmunidad protectora de larga duración”

-¿Se convertirá el virus de la Covid-19 en un virus estacional?

-Es un deseo que todos queremos. Hay dos coronavirus que se asemejan bastante a este: el SARS de 2003 (SARS-CoV-1) y el MERS-CoV de 2012 y 2015. Estos dos virus, que producen problemas respiratorios agudos, no se convirtieron en estacionales. En el caso del SARS, gracias a las acciones que hicieron las autoridades chinas, se pudo controlar los brotes iniciales, después de ocho-nueve meses, y se extinguió del ser humano. Entonces, China no era la potencia mundial de hoy en día ni los viajes internacionales de la región eran de la escala actual, por lo que el virus nunca saltó a todo el planeta. Con el MERS se logró controlar los brotes en Oriente Medio (2012) y Corea del Sur (2015), y al final se extinguió en los humanos evitando su expansión mundial. Pero no hay que olvidar que son virus con su reservorio natural intacto como lo demuestra el brote de MERS de 2015. El SARS-CoV-2 podría convertirse en estacional porque, a diferencia de los otros dos, se ha convertido en un virus global, y podría circular de un hemisferio al otro estacionalmente como la gripe. La pregunta clave es si será estacional no letal o letal. El deseo es que seamos capaces de controlar el nicho y el brote pandémico en cada país. Para eso hay que llevar mascarillas, cumplir con la higiene de mano y la distancia social y vigilancia constante para que, cada vez que se detecte un brote, se controle con pequeños confinamientos selectivos. Que sea menos letal es el deseo, pero para eso se tienen que dar mutaciones que hagan que el virus pierda capacidad infectiva y patogenicidad, y que esta nueva cepa se propague de forma predominante y la letal se extinga.

-¿Cómo influyen las altas temperaturas en el virus?

-Hoy en día, no hay ningún estudio que demuestre que las altas temperaturas medioambientales dificulten la propagación del virus. Los virus estacionales se dan en otoño e invierno. Generalmente cuando circulan en el hemisferio norte no están en el sur. Este virus está ahora en los dos hemisferios, por lo que ya está indicando que no hay un comportamiento estacional dependiendo de la temperatura. Ahora, estamos entrando en temperaturas de verano. El virus lo estamos controlando porque hemos hecho un confinamiento exhaustivo, no por la temperatura. No creo que la temperatura ambiental sea un factor clave en el control de la transmisión del virus.

-¿Por qué es tan peligroso?

-Para este virus, es muy difícil de generar inmunidad a nivel respiratorio. Infecta y replica muy bien en las fosas nasales, la garganta y la conjuntiva, con lo cual se trasmite con facilidad a otra persona e infecta mejor el tracto respiratorio inferior. Una vez infecta los pulmones, si el virus sigue su ciclo y el sistema inmune no lo mantiene a raya, se generan daños tisulares. El sistema inmune va a intentar atacarle y va a generar una respuesta inflamatoria. El virus produce daño pulmonar, con fibrosis y trombosis pulmonar, lo que genera un cuadro de alta complejidad y difícil recuperación completa. También pasa a la sangre y puede infectar el corazón, riñón, el bazo, la tiroides, el sistema inmune y el nervioso central. El virus infecta todos estos tejidos y órganos produciendo daños que pueden derivar en un fallo multiorgánico, empeorado por un cuadro de inflamación sistémica. Este virus es muy complejo y altamente peligroso. Tiene la capacidad de invadir todo el organismo. Aún, no sabemos por qué algunas personas infectadas derivan a un cuadro clínico letal.

“Las vacunas estimulan el sistema inmunológico de todas las personas para que se prepare y genere un reservorio de células de memoria y de anticuerpos”

-La comunidad científica asegura que habrá un segundo brote en otoño, ¿cómo puede afectar a Canarias donde apenas el 2,7% de su población parece estar inmune?

-El porcentaje de canarios que se han infectado ha sido bajo. Eso quiere decir que la mayoría de la población canaria no se ha expuesto al virus. Por tanto, no sabemos si va a tener capacidad inmune para luchar naturalmente contra él cuando se exponga. No sé si va a haber un segundo brote. Lo que está claro es que el virus es global y sigue circulando. Si vamos a rebajar algunas medidas como la conexión internacional, pensando en el turismo, lo que tenemos que tener claro es la protección: mascarillas, higiene, separación y si sabemos que las personas que llegan no están infectadas mejor. Más que preocupado por si va a haber un brote, habría que pensar que esto va a ser una forma de vida a la que nos vamos a enfrentar en un mundo global. Se trata de tener unos hospitales siempre equipados con EPI; con buena ciencia y virología; estructuras de bioseguridad del mayor nivel tecnológico que permitan el cultivo y estudio de virus; las mejores unidades diagnósticas; UCI suficientes y con la mejor tecnología; buenas conexiones entre islas, con península y extranjero para poder adquirir máquinas y material de seguridad y dar una respuesta rápida; y una infraestructura y logística de transporte de muestras biológicas intra e interislas y con península que funcione al instante. Se puede mediar así para evitar que haya confinamientos grandes y un impacto económico y sociosanitario como el que ha habido, en brotes futuros de este y otros virus emergentes que vendrán.

-El virus del resfriado común pertenece a la familia de los coronavirus. ¿Se puede haber creado la inmunidad cruzada en parte de la población que lo ha sufrido de forma leve o asintomática?

-Todo el genoma de estos coronavirus hace que morfológicamente se parezcan y la secuencia también. La proteína S, que da nombre a este tipo de virus, es la más expuesta externamente y la que reconoce nuestros receptores cuando va a infectar nuestras células y tejidos. Si nos hemos expuesto a coronavirus estacionales que producen cuadros de resfriado y se ha creado cierto repertorio de memoria celular que identifica una parte de esa proteína S puede que haya personas que hayan tenido la inmunidad cruzada. Significa que algunas de sus células inmunes han reconocido a la proteína S del virus SARS-CoV-2 y en las células infectadas como si hubiera sido el virus estacional que produce el resfriado. A lo mejor esas personas se han curado. En este caso, no se generan anticuerpos neutralizantes, y darían negativo en los test rápidos. Así, es posible que muchas personas hayan tenido un cuadro más suave o leve de la enfermedad y se hayan recuperado antes, porque han tenido una exposición previa a otro coronavirus de la familia y se han protegido frente a él por inmunidad celular. Esto es la inmunidad cruzada.

-Hay quien asegura que los cuadros de la Covid-19 en las últimas semanas están siendo menos fuertes que los que aparecieron en febrero y marzo…

-Es una observación médica epidemiológica, pero tiene que estar sentada científicamente. Hay que demostrar que el virus que ha afectado a esas personas tiene una secuencia distinta a la del virus que en febrero o marzo circulaba y al que considerábamos más letal que los nuevos virus. De momento, esa observación no tiene una base genómica ni virológica. No se puede confirmar aún. Venimos de un confinamiento exhaustivo. Hemos dejado el virus en casa y ahora estamos saliendo con mascarillas y concienciados con la higiene. Por lo tanto, la carga viral que puede transmitirse de una persona a otra ha estado bajando. Las personas podrían están llegando con un cuadro más leve, porque se han expuesto a una menor carga viral. El virus circula menos en la calle y los hospitales están mejor y, por tanto, pueden atender mejor a los infectados. Es crucial demostrar correctamente, sin suposiciones que nos lleven a bajar la guardia frente al SARS-CoV-2, que se está seleccionando naturalmente una cepa viral no letal, con una secuencia única clara, y que se demuestre que presenta bilogía, transmisibilidad, infección y patogenicidad asociados a una letalidad menor.

“No sabemos si dentro de ocho meses las personas que se han contagiado van a tener un células con una cantidad de anticuerpos óptima para combatirlo si se exponen al virus”

-¿Son inmunes las personas que ya se han contagiado por el virus?

-Ahora mismo, es un debate en la comunidad científica. Cualquier virus puede infectarnos. Si el sistema inmune lo reconoce y hay células que también lo reconocen de forma selectiva se estimulan, lo atacan y producen anticuerpos. Entre la inmunidad celular y los anticuerpos matan al virus ya sea de forma libre o en las células que se han infectado. Si nuestro sistema inmune se estimula y responde bien, el virus se podría eliminar del organismo. Entonces, podemos hablar de que hemos tenido una respuesta inmunológica eficaz. Esto no ocurre en todas las personas. Por eso, hay que desarrollar vacunas. Las vacunas estimulan el sistema inmunológico de todas las personas para que se prepare y genere un reservorio de células de memoria y de anticuerpos neutralizantes para cuando nos expongamos al virus rápidamente lo podamos combatir y erradicar del organismo. La pregunta importante es durante cuánto tiempo nuestras células, que han reconocido al virus, una vez que lo han eliminado del organismo, van a producir anticuerpos para que cuándo ataque de nuevo nos podamos defender. Igual, para el repertorio de células inmunes de memoria. No sabemos durante cuánto tiempo. Es muy pronto todavía. No sabemos si dentro de ocho meses las personas que se han contagiado van a tener un repertorio de células en el organismo con una cantidad de anticuerpos óptima para combatirlo si se exponen al virus. Que hayamos erradicado el virus no significa que tengamos una inmunidad protectora de larga duración.

-¿Qué riesgos puede acarrear reinfectarse del virus de la Covid-19?

-Si la primera vez nuestro sistema inmunológico no se activó de forma correcta y vuelve a haber un cuadro de infección y si, además, hemos tenido un cuadro grave y secuelas en el organismo, a lo mejor resulta que en la siguiente infección y cuadro Covid-19 nos va a costar un poco más luchar contra el virus y la enfermedad compleja que causa.

-¿Confía en que la vacuna llegue a finales de año o es una utopía?

-Cualquier vacuna normal de las que conocemos tienen que cumplir tres pautas porque la sociedad, la propia empresa farmacéutica y los investigadores que están detrás lo necesitan y también lo obliga la ley. La primera es la seguridad. La vacuna que se genere no puede ocasionar daño en quienes se van a vacunar. Hay que pensar en todo el espectro poblacional al que tenemos que proteger frente a este virus. Eso implica cumplir una serie de estudios, que lleva un tiempo. Luego habrá que hacer ensayos en miles de personas. Sólo la fase de seguridad, puede llevar varios meses. Después hay que liberar patentes y protocolos y demostrar que es segura y que inmuniza produciendo repertorio celular y anticuerpos neutralizantes óptimos y duraderos en el tiempo. Después hay que escalar la producción y generar dosis para todo el planeta. Si uno mira todo eso con un virus nuevo que emerge, lo lógico es que requieran de estudios en células y en animales antes de pasar a los humanos; volver atrás y diseñar cada vez que haya un error. Ahora hay una emergencia y todo el mundo quiere ir muy rápido. Se pueden acelerar los tiempos y conseguir una vacuna en año u año y medio, porque tenemos mucha ciencia y tecnología y tampoco se ha partido de cero, pues ya hay muchos laboratorios y empresas que han intentado desarrollar vacunas para el SARS y el MERS, y se emplea tecnología de vacunas desarrolladas para el sarampión e, incluso, la de la gripe, que sirven de modelo y permiten pasar la fase uno y dos muy rápidamente. Hay que ser optimistas y realistas a la vez.

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