El portavoz de Votemos Fuerteventura en el Ayuntamiento de La Oliva, Álvaro de Astica, considera que el caso ‘Caja fuerte’ es el más grave de los que ha denunciado su formación política en Fiscalía.

Desde junio de 2015, cuando Votemos accede al Ayuntamiento, ha venido denunciado diversas irregularidades en la gestión municipal, y en esta ocasión también denunciaron en Fiscalía el agujero que existe en las cuentas municipales desde que se revienta la caja.

“Es el más grave por el número personas implicadas, porque podría afectar a todos los partidos que han gobernado, así como a funcionarios de alto nivel y por el montante del agujero económico”, destaca.

Para el concejal, en estos meses, desde que se reventó la caja fuerte “lo mejor sería hablar de lo que no ha pasado”. Señala que el grupo de gobierno que encabezaba Pedro Amador “no se ha personado en el Juzgado como parte interesada”.

“Lo único que hizo -dice- fue una denuncia que, para nosotros, no es más que una ofensa a la inteligencia y no sabemos qué camino ha tomado pero será breve porque no tenía ninguna consistencia”.

El nuevo grupo de gobierno, de Isaí Blanco, tampoco ha hecho nada, según Astica. “Ninguno de los dos ha querido entrar en este asunto, olvidándose de que el garante, el responsable último es el alcalde, y que ese dinero es de los vecinos de La Oliva”.

De Astica señala que podría afectar a todos los partidos que han gobernado, así como a funcionarios de alto nivel y subraya que “fue el interventor el que levantó el caso”

Como parte positiva, el edil destaca que la formación ha logrado que casi se regularice una situación que venían solicitando desde hace dos años, que es la de contar con secretario, interventor y tesorero de carrera.

Ya se han incorporado dos personas a los dos primeros cargos y se ha sacado la plaza de forma interina para la Tesorería. “Los gobiernos anteriores no estaban por la labor”, asegura, y destaca que esto ha dado sus frutos porque “fue el interventor el que levantó el caso porque pidió un arqueo de caja”.

Para Álvaro de Astica, “el punto álgido de este caso es cuando un operario revienta el armario blindado del Consistorio con una radial, en una imagen propia de las películas de Torrente”.

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