Blas Acosta, presidente del Cabildo de Fuerteventura
“El Gobierno de Canarias se tiene que comportar con Fuerteventura y lo va a hacer, no vamos a mirar para otro lado”
Blas Acosta, presidente del Cabildo de Fuerteventura
-Hace un año, cuando accedió a la presidencia del Cabildo ¿se imaginó que iba a estar al frente de la primera institución de una isla que ha marcado un récord histórico de paro, con más de 14.000 desempleados? ¿Cómo afronta esta crisis, inédita en la historia contemporánea de Fuerteventura?
-En absoluto se podía pensar que nos íbamos a ver en esta situación. Todo lo contrario. Eso sí, siempre hemos querido que, dentro de la dificultad, los ciudadanos dispongan de la información y los datos correctos. Nos podemos equivocar en algún matiz pero queremos que se sepa la verdad. Cuando comenzó el estado de alarma me atreví a hacer ciertas aportaciones al Gobierno para que se pueda agilizar la economía, porque dependemos básicamente del turismo a nivel general y, en municipios como La Oliva o Pájara, prácticamente en su totalidad. Es fundamental que se dinamice la economía y el sector privado. Quiero que se me entienda cuando digo que los funcionarios y quienes tenemos un sueldo público no somos productivos. Claro que consumimos e invertimos, pero para tener futuro debe haber un tejido económico y empresarial sano. En la Isla teníamos unas 42.000 personas activas y alrededor de 3.700 empresas, que han recibido un golpe. Si se desburocratiza la Administración se crea más flujo económico, se genera más recaudación y podemos prestar mejores servicios en educación, asistencia social o sanidad. Si no cerramos ese círculo, va a ser complicado salir de ésta.
-Fue de los primeros políticos en el Archipiélago que se atrevió a pronunciarse sobre la dureza de la crisis que se avecinaba y la tardanza en la recuperación del turismo.
-Sabía entonces que esas previsiones iban a causar cierto revuelo, pero en mi opinión estaba clarísimo que esto iba a ocurrir. Más allá de la ansiedad social que hay para que en este mes de agosto se tenga ya una respuesta a todos problemas y se vuelva al estado anterior, administraciones como el Cabildo estamos ayudando para que salgamos poco a poco de la situación. En cualquier caso, tenemos que aprovechar para reflexionar y también tomar decisiones. Y, sobre todo, agilizar trámites administrativos para generar actividad económica, también en otros sectores que no sea el turismo. Siempre he considerado que el Régimen Económico y Fiscal que se diseñó en los años 90 nos ha hecho más dependientes de subvenciones que productivos. El dato está ahí: hace dos años se batió el récord de afluencia turística en Canarias, con más de 16 millones de visitantes y, con esa afluencia, tuvimos más de 200.000 parados.
“Al inicio de la pandemia anuncié que íbamos a destinar 20 millones de euros para hacer frente a sus consecuencias económicas y sociales, y hemos cumplido”
-No es, aparentemente, un modelo sostenible desde el punto de vista económico.
-No es que no sea un modelo sostenible, más bien no es un modelo económico que permita dar posibilidades de empleo. Por tanto, hay que modificar, entre otras cuestiones, ese sistema fiscal. La Reserva de Inversiones de Canarias (RIC) es perversa. Y lo digo, además, porque por mi profesión la conozco bien. Se debe legislar para recualificar lo que tenemos y crecer en lo que carecemos. Si no lo hacemos así, volveremos a un mal camino. Estamos por encima de los dos millones de ciudadanos en Canarias y con una tasa de pobreza que ronda el 40 por ciento.
-En esta tesitura, ¿qué margen de maniobra tiene el Cabildo? A diferencia de la crisis de 2008, aparentemente hay más fortaleza financiera. Se han puesto en marcha programas como las ayudas paliativas a autónomos y pequeñas y medianas empresas, dotadas con seis millones, pero ¿hay capacidad para diversificar la economía y reducir la pobreza?
-No escondo que es complicado. Mire, he participado en gobiernos de coalición en el Cabildo con un statu quo en el que no existían las necesidades actuales. ¿Qué podemos hacer? He tomado la iniciativa de plantear al presidente del Gobierno de Canarias la modificación de normas que abran la posibilidad de activar otros sectores, como la construcción. Lo que se pretende es desburocratizar la actividad funcionarial, algo que va a ayudar a los propios funcionarios. No se trata de ir contra ellos, pero sí aclarar qué se puede y no se puede hacer, porque la indefinición retrasa la toma de decisiones. En el ámbito insular, durante el inicio de la pandemia anuncié que íbamos a destinar 20 millones de euros para hacer frente a sus consecuencias económicas y sociales, y hemos cumplido. Me equivoqué en apenas 300.000 euros.
“Nuestro objetivo particular es que la Isla tenga 1.000 puestos de trabajo que no dependan ni directa ni indirectamente del turismo al finalizar el mandato”
-Al margen de las ayudas a autónomos y pequeñas y medianas empresas, ¿en qué se ha implicado el Cabildo?
-Destinamos 800.000 euros a una primera ayuda social, para que pudieran comer 12.000 personas en Fuerteventura, y duplicamos las aportaciones a los ayuntamientos, que tienen competencias directas en asuntos sociales, para que pudieran llegar a más gente. Tenemos muchos retos por delante, en un mundo distinto. Al Gobierno de Canarias se le ha transmitido que no se pueden impedir medidas que faciliten la diversificación de la economía. Nuestro objetivo particular como Cabildo es que la Isla tenga 1.000 puestos de trabajo que no dependan ni directa ni indirectamente del turismo al finalizar el mandato.
-¿Qué trabas considera que el Gobierno puede levantar?
-La propia Ley del Suelo. Se están poniendo ciertos impedimentos a la hora de aprobar instrumentos de planeamiento que son fundamentales. Por ejemplo, si estamos de acuerdo en que los planes de modernización sirven para mejorar el entorno de las localidades turísticas y son necesarios, no pueden tardar siete u ocho años. Y si estamos de acuerdo en que son necesarias modificaciones menores de planeamiento, para cuestiones básicas como alineaciones y rasantes, mejoras de calles o inversión pública, no pueden tardar dos años.
-Por poner un caso concreto, la ampliación del hotel Bahía Real hacia una parcela colindante, que recientemente ha pasado el trámite de la Comisión ambiental insular, lleva más de un año de tramitación.
-Vamos a trasladar varias notificaciones a funcionarios del Cabildo en el sentido de que ya hay sentencias sobre la responsabilidad patrimonial, en algunos casos, por la dilación en el tiempo en contestar a los expedientes. No puede estar amenazada la administración por ello, algo que hasta la fecha se ha podido evitar con negociación. Le pongo un ejemplo: en Corralejo había otro proyecto, que tenía un préstamo concedido, la empresa lo ha perdido por el tiempo transcurrido y se le ha provocado un quebranto patrimonial de 30 millones. ¿Quién le va a indemnizar? Tiene que estar claro cuándo se puede autorizar y cuándo no.
-Su homóloga Dolores Corujo, presidenta del Cabildo de Lanzarote, ha recalcado que en los planes de reactivación de Canarias se debe incluir un ‘anexo oriental’, porque ambas islas son las que están sufriendo la peor crisis y el paro ha aumentado casi un 60 por ciento, más del doble que la media regional. ¿Se está portando el Gobierno de Canarias con Fuerteventura?
-Estoy completamente de acuerdo con la presidenta de Lanzarote y así lo hemos manifestado también. Le quiero dejar algo claro: el Gobierno de Canarias se va a comportar. Tiene que hacerlo. No es una amenaza, pero las cosas como son. El incremento del paro está motivado por el tipo de actividad económica que tenemos y debemos ser tratados de forma diferente. Me he buscado una fama de reivindicador, una labor que prefiero hacer internamente, con buen tono y cordial, pero cuando no hay respuesta ese tono se tiene que endurecer. Casimiro Curbelo y La Gomera están aprovechando al máximo los tres diputados que aporta al ‘pacto de las flores’, los mismos que tiene el PSOE por Fuerteventura. No queremos quitarle nada a nadie, pero no vamos a mirar para otro lado.
“Estamos para colaborar y tender la mano, pero el Gobierno central tiene que habilitar una solución habitacional para los inmigrantes”
-En el Cabildo, la oposición, CC y PP, ha abierto el melón de las críticas a la gestión de la promoción turística, algo que hasta hace poco no se cuestionaba. ¿Qué les responde?
-Es curioso, porque fuera de Fuerteventura nos dicen que somos un ejemplo desde hace unos cuantos años en la gestión del turismo y su profesionalización, e incluso otras islas nos han copiado. En cambio, aquí se critica. Es una cuestión de filias y fobias, de oportunismo para hacer oposición en una materia cuando, sinceramente, no toca. ¿En qué cabeza cabe que se diga que no está viniendo turismo a la Isla por la gestión del presidente y consejero o del gerente del Patronato de Turismo? Es una sandez, en mi opinión. Como alguna propuesta planteada por CC en el Cabildo para que Fuerteventura cree corredores turísticos seguros con destinos emisores. O no se enteran de dónde están o no tienen ni idea del marco competencial. Con la cuarentena impuesta por el Reino Unido, todo un Gobierno central ha estado presionando para tener corredores seguros y hay quien pretende que lo haga una isla. Y si no se consigue, es culpa del presidente del Cabildo. Todas las aportaciones son buenas, pero hay que trabajar con la realidad. Claro que aceptamos críticas, y claro que genera inquietud la incertidumbre, pero no son justos ataques como este que estamos recibiendo, sin fundamento alguno.
-El consejero de Sanidad, Blas Trujillo, ha advertido de que puede haber una nueva oleada de coronavirus. Si puede influir, ¿qué cambiaría en la sanidad de la Isla con respecto a la primera oleada en marzo?
-El consejero Trujillo lo decía el otro día: la estructura de gestión, de la que hemos podido ver las tripas. Aquellos que querían colaborar lo tenían complicado y quienes teníamos la obligación, en ocasiones era literalmente imposible. El sistema sanitario nos cuesta cada día nueve millones a los canarios y en ciertos aspectos es francamente mejorable. Si queremos ayudar no puede haber gente que estorbe. En Fuerteventura necesitamos más profesionales e infraestructuras. Incluso planteamos prefinanciar ciertas inversiones. En cualquier caso, algo que hay que cambiar es la fluidez en la información y que nadie se crea el centro del universo porque toca hablar de epidemias, en este caso de la COVID. No creo que en invierno sea igual que en marzo, que no se tenía conocimiento real de la enfermedad. La precaución es necesaria, pero el alarmismo no es bueno. Conviviremos con la enfermedad, obviamente, pero no podemos parar absolutamente todo desde el miedo.
-En estos últimos meses, la Isla ha tenido que hacer frente también a una crisis migratoria, sin recursos del Gobierno central, y el Cabildo ha tenido que ceder instalaciones. ¿Por qué, si hay una solución casi inmediata sobre la mesa, con 500.000 euros para habilitar el antiguo CIE de El Matorral, el Gobierno apunta a mediados de 2021?
-En febrero, el ministro Marlaska nos dijo a los cabildos que todos éramos Estado y asumimos ese reto, incluso desde antes. El Cabildo destina 1,3 millones a la atención de menores, con siete viviendas, y el Gobierno de Canarias, con el que tenemos una pelea constante porque es su competencia, nos transfiere 300.000 euros. Nunca protestamos por prestar auxilio, pero desde febrero ha habido tiempo más que suficiente para buscar soluciones. Han venido técnicos del Gobierno para valorar las instalaciones de El Matorral y lo cierto es que la única opción es utilizar dependencias militares que están ociosas, vacías y sin uso. La solución global es una respuesta a escala europea. Y sí critico al Estado es porque hemos llegado a plantear adelantar recursos económicos y ya hubiese habido una solución y no se estarían dando bandazos. Los polideportivos son para hacer deporte, las residencias escolares son para lo que son y, desde luego, la nave del queso, como su propio nombre indica, es una instalación industrial, no para este asunto. Estamos para colaborar y tender la mano, pero el Gobierno tiene que habilitar una solución habitacional.
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