Jericó Santander, diseñador gráfico, ilustrador y artista 3D
“El mundo de la publicidad va a tener que cambiar para adaptarse a los nuevos valores”
Jericó Santander, diseñador gráfico, ilustrador y artista 3D
Nacido en Lanzarote en el año 1985, Jericó Santander ha cabalgado el cambio de milenio y la revolución tecnológica de lo analógico a lo digital, exprimiendo lo mejor de cada tiempo. Internet le permitió convertir su afición por el cómic y los videojuegos en una profesión, gracias al aprendizaje a través de tutoriales y a la exhibición de su trabajo en el escaparate internacional de los foros y comunidades especializadas.
Ya con un nombre prestigiado y una cartera de clientes -entre los que se incluyen Nike, Coca Cola, Toyota o MTV- recaló en Hong Kong, Filipinas y Nueva York hasta retornar a la Isla, donde trata de centrarse en sus proyectos más personales y experimentar con la pintura acrílica.
-El relato biográfico que se encuentra en Internet habla de su escasa afición a los libros, que sustituyó en cuanto pudo por un ordenador. ¿Se aburría en la escuela?
-La formación reglada de antes no era demasiado estimulante y por eso muchos de entonces, entre los que me cuento, buscamos alternativas y apostamos por aprovechar lo que nos ofrecía Internet, pero creo que las cosas han cambiado mucho. Por lo que sé, la escuela de Arte donde estudié está en redes sociales, realiza actividades fuera del aula, ofrece charlas y talleres, en definitiva, un modelo de enseñanza que motiva mucho más a continuar.
-Usted optó por el autoaprendizaje mediante tutoriales y cursos ‘on line’ y luego viajó a Madrid a estudiar ilustración, pero también lo dejó…
-Sí, yo ya colgaba mis trabajos en los foros y comunidades especializadas y a través de un amigo tuve la oportunidad de entrar a trabajar en una agencia de publicidad, donde me formé en ilustración digital y en técnicas publicitarias. Y de ahí pasé a trabajar como freelance mientras seguía aprendiendo por mi cuenta.
-¿Piensa que su formación autodidacta le ha liberado de corsés? Y sin Internet… ¿hubiera sido ilustrador de lápiz y pincel?
-Aprender por tu cuenta es solo un camino distinto para llegar al mismo sitio. Aunque estoy seguro de que si hubiera hecho Bellas Artes y hubiera estudiado anatomía, por ejemplo, me hubiera dado por dibujar otras cosas… Mi trabajo final sería distinto. También la tecnología me ha marcado. ¿Sin la revolución tecnológica? Sí, creo que hubiera dibujado con lápices y pinceles, como hacía de niño, pero el acceso sencillo a los tutoriales ha sido básico en mi trayectoria.
-¿Cómo pasó de Jericó Santander a ‘Yerico’ y a trabajar para clientes como Cola Cola o Nike?
-El alias de estudio Yerico surgió porque el dominio Jericó estaba pillado y añadir mi apellido lo hacía demasiado largo; así que convertí la manera en que mi madre pronunciaba mi nombre en mi identidad comercial, corta y fácil de recordar. El trabajo con grandes clientes vino tras contactarme una agencia que trabajaba con empresas americanas. A medida que mis story boards y mi seriedad les fueron generando confianza, las marcas fueron creciendo en importancia. De todas formas, ya no es tan excepcional trabajar para las grandes multinacionales porque tienen a muchísima gente… Por otra parte, ya no me motiva tanto este mundo, que es muy frío, muy rápido, muy automatizado... Por eso trato de aceptar encargos que de alguna manera me llenen más espiritualmente y no miro tanto el dinero. En la actualidad, tengo un representante para trabajos en España; los que vienen de fuera lo hacen a través de las redes.
-Una de las dianas de la crítica social hoy es el consumismo desaforado, un comportamiento propiciado por la industria publicitaria. ¿Hay un escenario posible en el que la sensibilidad ambiental y la justicia social se den la mano con la publicidad y el marketing?
-Quisiera aclarar que yo nunca tuve el sueño de trabajar en publicidad; pero mis imágenes, coloridas y limpias, gustaron mucho en ese sector. Y, efectivamente, considero que el mundo de la publicidad va a tener que cambiar para adaptarse a los nuevos valores. En Lanzarote participo en el diseño de una campaña de Geoparque para sensibilizar a los visitantes sobre la prohibición de llevarse las cinco toneladas de piedra volcánica que cada año se incautan en el aeropuerto, por el daño ambiental que esto supone. Otra realidad cada vez más cuestionada es el uso que la publicidad hace de los artistas para vender y propiciar el consumo, algo que va en contra de los principios de muchos de nosotros. Aunque evidentemente, tenemos que garantizar unos mínimos para poder vivir de nuestro trabajo y alternativas como la ilustración, son mucho más inseguras e inestables.
“El trabajo ‘on line’ es una oportunidad cada vez más cercana y real, que da la oportunidad de un desarrollo profesional desde un lugar lejano, como Lanzarote, con total comodidad”
-¿Cómo definiría su trabajo? ¿Qué le diferencia de otros ilustradores digitales?
-De pequeño me gustaban mucho los videojuegos, los cómics y el manga y por ahí pudo generarse la afición a dibujar. Soy seguidor del surrealismo pop (movimiento de arte visual que nació en Los Ángeles a finales de la década de los 70, con orígenes en el mundo underground, el cómic, la música punk y otras subculturas de California). El uso del color, los brillos y la iluminación de estudio son propios de mi formación publicitaria, lo que combinado con lo anterior da un resultado un punto kitsch que creo que me caracteriza. Me gustan Mark Ryden, Mario Martínez y sus mundos alternativos, Jeff Soto... También me interesa cada vez más la animación para aplicaciones de móvil o las iconografías en 3D. La cabecera de los e-sports de la NBA y FIFA son diseños míos.
-Después de hacerse un nombre en la profesión especializada en Madrid y de viajar por el mundo, volvió usted a Lanzarote. ¿Ha sido un aislamiento buscado o simplemente se lo puede permitir por su trabajo ‘on line’?
-Después de vivir en Madrid, Salamanca, Hong Kong, Filipinas y Nueva York, volví a Lanzarote para que mi pareja, a quien conocí en Filipinas, conociera la Isla. Y lo cierto es que aquí se vive muy bien, hay de todo, buen clima, un territorio que no se ha sobresaturado… Es cierto que queda lejos de los eventos, ferias y entregas de premios a los que solía acudir pero ya no me interesan tanto y, además, siempre se puede coger un avión a París, Barcelona o Londres. No estamos aquí con cadenas.
-Las escasas perspectivas profesionales en Lanzarote invitan a los jóvenes a salir, primero a formarse y después ya no vuelven... ¿Nos estamos desabasteciendo de genio? ¿Cómo lo resolvería?
-El trabajo on line es una oportunidad cada vez más cercana y real, que te da la oportunidad de desarrollarte profesionalmente desde un lugar como Lanzarote, con total comodidad, a través de Internet, videoconferencias... También la propia formación autodidacta es una posibilidad cierta de aprender materias que no se imparten de manera presencial. Creo que cada vez estamos más cerca, no ya de que eso sea posible, que ya lo es, sino de que se generalice.
-¿Qué tiene en mente para el año 2020?
-Me gustaría avanzar en mis proyectos personales, en la venta de pósteres con mis ilustraciones y empezar a pintar con acrílicos. No es una vuelta al dibujo analógico porque nunca estuve ahí, más allá de mis pinturas de niño… Será toda una experiencia para mí el prescindir del CtrlZ para volver atrás o manejarme sin capas.
Muestras de sus trabajos
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