“No tendría que haber contado tanto la belleza de Fuerteventura”
Tero Brito (Valle de Santa Inés, Betancuria, 1954) se jubiló el pasado 2 de octubre de su puesto como responsable de la Oficina de Atención al Ciudadano del Ayuntamiento de Puerto del Rosario. Hace 40 años, superó los exámenes de conserje y desde entonces fue aprobando oposiciones internas que le llevaron a ocupar otros puestos en la administración local. Paralelamente, toda su vida ha sido, sin embargo, una referencia de la información majorera, siendo corresponsal de distintos medios en la Isla, como ‘El Eco de Canarias’ y, desde 1983, de ‘Canarias7’.
- Seguramente su esposa, Fátima, y sus cuatro hijos serán los más beneficiados por su jubilación del Ayuntamiento. ¿Cómo se plantea esta nueva etapa? ¿Dejará también el periodismo?
- Imagino que estaré más en el campo, en la finca El Majuelo, en el Valle de Santa Inés, de donde proviene mi familia. La verdad es que siempre que he podido me he escapado allí. Tenemos alguna plantación y mi hermano, por ejemplo, cuida las parras y hace vino. Yo no. Soy más de catarlo. Respecto a ‘Canarias7’, en principio mi entorno me anima a seguir, piensa que es bueno mantener la mente activa. Otra cosa es que la dirección esté de acuerdo. Hay que pensar que entré en 1983, llevo la mitad de mi vida escribiendo en ese periódico.
- De hecho lo ficharon casi en contra de su voluntad porque lo que quería era descansar un poco de la prensa.
- Es que llevaba escribiendo sobre deportes desde los 17 años, primero en ‘Diario de Las Palmas’ y luego en ‘El Eco de Canarias’, desde El Aaiun, donde residían los mejores puntales de lucha canaria, como Roberto Martín, ‘El Trota’ o Perico Sánchez, que era majorero. Era una época boyante en el Sáhara porque había mucho trabajo. Cuando regresé a Fuerteventura, en 1973, Susín Ciprés, que se iba de la Isla, me propuso quedarme con la corresponsalía y, aunque le dije que solo podía escribir de deportes, insistió para que cubriera toda la información. Recuerdo que en aquella etapa trataba habitualmente la carencia de una ciudad deportiva al estilo de la que se hizo en Lanzarote. Aquí solo teníamos un campo de fútbol acotado con bloques. Tuve un choque con el entonces alcalde de Puerto del Rosario, Guillermo Martínez Soto, porque le pregunté dónde había ido a parar el dinero y él lo tomó por donde no era. Después, me fui al servicio militar en Infantería de Marina en Guanarteme (Gran Canaria) y se quedó al frente de ‘El Eco’ el que yo considero mi maestro, Gerardo Jorge, recientemente fallecido. Al licenciarme, en 1976, retomé el puesto hasta el cierre del periódico en 1982. En octubre de ese año comenzó ‘Canarias7’ y en febrero me llamaron para hacerme cargo de la información de la Isla.
- Serían unos años convulsos por la presencia de la Legión.
- Mucho. Era un tema que levantaba ampollas. No era fácil ni para las administraciones, ni para el estamento militar ni para los informadores. Hay que recordar que hubo secuestros de aviones, de barcos, hasta homicidios. Además, el primer coronel destinado a Fuerteventura no supo tener mano izquierda, aunque después la situación se recondujo y hubo muchos aciertos. Siempre digo que los legionarios llegaron barbudos y se fueron lampiños, como metáfora de la evolución positiva. También ayudó que el Ministerio de Defensa anulara la orden que eximía de su pasado a los legionarios, lo que atraía gente poco recomendable al cuerpo. Recuerdo el desertor de la Legión francesa Henry Jean Boix, que asesinó a tres personas en 1982, llevándose tres pistolas del Tercio. La casualidad quiso que, años más tarde, el hijo del matrimonio germano asesinado formara parte ese mismo año del jurado de los Premios Carlomagno, que se concede en Aquisgrán (Alemania). El premio recayó en Juan Carlos I y el chico se dirigió a él rogándole que los legionarios españoles se convirtieran en ‘los novios de la vida’ y no de la muerte.
“Informar sobre la Legión en una época no era fácil ni para las administraciones, ni para el estamento militar ni para los informadores”
- ¿Hubo problemas con los mandos a la hora de informar de estos sucesos?
- No gustaban estas informaciones. Decían que eran sensacionalistas. Yo defendía mi trabajo. Informaba, no juzgaba. Relataba los hechos, que no eran triviales, pero nunca generalizaba. Que dios nos librara de que todos los miembros de la Legión hubieran sido como aquellos fugitivos. Había muy buena gente. Eso es igual que en política.
- Sabe de lo que habla porque entre 1981 y 1983 fue usted consejero de Agricultura del Cabildo por Asamblea Majorera, aunque provenía del PSC.
- Sí. Fue a raíz de la irrupción de AM y su éxito en las primeras elecciones de 1977. Aunque era un partido asambleario y mayoritariamente de izquierdas, en realidad aunaba a socialdemócratas, independentistas, comunistas e ideologías de base cristiana. Mi idea era dejar ‘El Eco’ y dedicarme a la actividad pública. Sin embargo, la experiencia me hizo pensarlo mejor. Esa disciplina que impone la política no me gustaba. Es lógico que te debas a unas mayorías y, además, el Cabildo es una administración muy presidencialista y más en aquellos años. En fin, que me sentía más libre en la prensa, no hay tantos choques y, además, me resultaba mucho más ilusionante abrir una edición regional con una información de Fuerteventura que fraguar una censura o cualquier otra cosa. De hecho, en estos años he publicado en medios nacionales, sobre todo temas de la Legión, y también he atendido a periodistas de fuera, de ‘Interviú’, ‘Cambio 16’ o ‘Cuadernos para el Diálogo’. Me resulta más gratificante.
- Usted siempre aconseja contrastar las informaciones y huye de los géneros de opinión, pero en su etapa en ‘Malpaís’ se tuvo que ‘mojar’ de verdad.
- Es la única excepción que he hecho. ‘Malpaís’ fue un proyecto de Juan Pablo Nóbrega, José Antonio Sierra y Sergio Lavandera, a principios de los 90, nacido para dar la batalla al desastre urbanístico que se cernía sobre la isla. Yo tenía una columna ‘Escrito en el Valle’ y es cierto que en ella volqué mi lado más comprometido. El periódico ponía ante la opinión pública temas candentes como las dunas de Corralejo, los atentados ambientales, la construcción exacerbada en el norte y en el sur... Recuerdo aquel edificio de Morro Jable que llamábamos la máquina de escribir. También aquí tuvimos roces con el Cabildo. No les gustaba el tono crítico.
- Pero muchas veces las fuentes de información provienen de las propias administraciones puestas en entredicho.
- En mi caso, siempre he tenido buenas fuentes políticas. Miembros de las formaciones que te informan de los movimientos de sus partidos o las administraciones. Eso sí, bajo la manida premisa: ‘a mí no me nombres para nada’. También es cierto que muchos son amigos y que, al ser la Isla un sitio pequeño, puedes sacar información en la misma barra de un local, que es donde, dicen salen los mejores negocios. A veces, ha sido difícil informar sobre personas conocidas, de las que tienes que contar cosas poco agradables, pero así es este oficio. Desde aquí les pido a quienes haya beneficiado que no me lo agradezcan porque no lo he hecho adrede. Y lo mismo a quienes pudiera haber perjudicado. No he puesto intención personal nunca en la información.
“En mi caso, siempre he tenido buenas fuentes políticas. Miembros de las formaciones que te informan de los movimientos de sus partidos o las administraciones”
- ¿No le llama la televisión o la radio?
- He hecho también tertulias televisivas en varias emisoras, pero me resultaba agotador no solo concertar a los invitados, sino tener que recordarles la cita. ¡Y sin cobrar!
- ¿Cómo marcha la asociación de la prensa de Lanzarote y Fuerteventura, de la que es vicepresidente?
- Pues ahí estamos Salvador Hernández, el presidente, y yo, intentando que progrese, que se dé un paso adelante con las nuevas hornadas de periodistas. Quiero aclarar que yo no tengo la carrera de Ciencias de la Información, aunque me considero informador. A los 9 años estaba cuidando cabras, pero a los 17 ya estaba haciendo mis pinitos en prensa. Tampoco soy escritor ni tengo pensado escribir un libro, que es algo que me piden mucho.
- ¿Cuáles son las mejores noticias que ha dado en su carrera?
- Sin duda las relacionadas con la sanidad, como fue la inauguración del Hospital General, hoy Virgen de La Peña; y las que tienen que ver con mejoras en las infraestructuras: contar con un buen aeropuerto, con un no tan buen puerto, o, en su día, el asfaltado de la primera carretera a Jandía. Hay que pensar que el sur se quedaba prácticamente aislado cuando llovía, por ejemplo. También he contado mucho la belleza de Fuerteventura, que no tendría que haberla contado tanto y, así, quizá, habríamos evitado esta masificación.
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