Lleva una década con proyectos de teatro inclusivo para colectivos en exclusión social
Blanca Marsillach: "Trabajar con personas en exclusión me aporta humildad"
Lleva una década con proyectos de teatro inclusivo para colectivos en exclusión social
La actriz Blanca Marsillach lleva diez años sobre los escenarios de España con proyectos de teatro inclusivo para colectivos en exclusión social, personas con capacidades diferentes y mayores, porque trabajar con ellos, asegura, le "aporta muchísima humildad, al ver cómo gente con dificultades no pierde la ilusión por vivir".
Varela Producciones y la Compañía de Blanca Marsillach recorren España abriendo las puertas de los teatros a estos colectivos, dándoles la oportunidad de ser actores y de encontrarse con textos y autores del repertorio clásico español y dramaturgias más recientes.
Entre esas propuestas está "Entre versos y Marsillach", un montaje compuesto por poesía de autores del Siglo de Oro español, según la selección que hizo su padre, Adolfo Marsillach, para la obra "Una noche con los clásicos", en 1997, junto a las actrices Amparo Rivelles y María Jesús Valdés.
Este viernes el espectáculo, apadrinado por la Obra Social de La Caixa, aterriza en el Auditorio de Puerto del Rosario, en Fuerteventura, después de tres años en los teatros, una gira por 35 ciudades y unas 7.000 personas sobre los escenarios.
Diez personas mayores de centros de La Obra Social La Caixa ponen voz en cada una de las representaciones a Quevedo, Góngora, el Arcipreste..., rescatan los textos de los cancioneros tradicionales de los siglos XVI y XVII y recitan los poemas místicos de San Juan de la Cruz y Santa Teresa de Jesús.
En entrevista con Efe, la actriz explica que el objetivo de este proyecto es que sus protagonistas "se sientan queridos, útiles y capacitados para recitar" e insiste en que "cada edad tiene una etapa y cada etapa conlleva un sueño", pero "nunca hay que dejar de soñar".
Marsillach pone en práctica en cada una de las funciones el lema de la compañía: "mientras sumas años a la vida, sumas vida a los años”, con lo que reta a sus compañeros a nuevos proyectos y desafíos y "a no quedarse apalancados en casa".
El Goya al mejor actor revelación a Jesús Vidal por su papel en “Campeones” o la aparición de la actriz Ana Fernández, con síndrome de Down, en la serie "Señoras del Hampa" de Telecinco son dos ejemplos de que, tal vez, llegan tiempos de inclusión y de cambio de mentalidad en productores y directores.
"Se está avanzando bastante, pero todavía queda trabajo por hacer”, asegura Blanca Marsillach, desde sus diez años de experiencia trabajando en temas de integración en el mundo del teatro con personas con discapacidad y también para un público con discapacidad.
Cree que debería haber una ley de paridad a la hora de contratar a estas personas y que los productores "tuvieran un incentivo, de tal forma, que si contratan a una persona con discapacidad en una serie o película obtuvieran beneficios", porque, insiste, "el teatro a estas personas les aporta ganas de vivir y se sienten incluidos por la sociedad, aunque sean vulnerables no se sienten como tal ni marginados".
Un recorrido por su biografía de actriz lleva a textos de Miguel Mihura y Thenesse Williams y buscar su apellido en Google genera cientos de entradas con el nombre de su padre, Adolfo Marsillach, creador en 1985 de la Compañía Nacional de Teatro Clásico, a la que subió a los altares al nivel de la Royal Shakespeare Company con una particular manera de decir el verso, casi de andar por casa.
La actriz defiende la labor de su padre al frente de la Compañía y echa en falta un mayor compromiso por conservar el legado de Marsillach. "Creo que se ha perdido en la Compañía, no digo que sea mejor o peor, pero sí que se ha perdido esa idea que tenía como la Comedia Francesa o la Royal Shakespeare, creó un sello en la forma de decir el verso, una escuela, pero por lo que me han contado la de ahora dista mucho de lo que fue".
Precisamente, la polémica ha llegado a la Compañía Nacional de Teatro Clásico tras el nombramiento del actor Lluís Homar, sin experiencia en teatro clásico, como director en sustitución de Helena Pimenta.
Blanca Marsillach huye de la polémica y no duda en proclamar que "a la gente hay que darle un voto de confianza". Más preocupada está por la falta de autores y textos clásicos en la programación de los teatros más allá de grandes citas como el Festival de Almagro o el de Mérida.
La respuesta parece estar en la continua crisis, agravada en los últimos años por la falta de ayudas institucionales, que ha hecho que los productores "busquen cuantos menos actores mejor", pues lo contrario sería un riesgo que "sólo se lo puede plantear una compañía nacional", asegura.
La crisis y la búsqueda de oportunidades para actores y directores de escena ha hecho que Madrid y otras ciudades peninsulares hayan apostado por un circuito de teatro off con salas pequeñas y tarifas recortadas que se convierten en escaparate para aquellos que buscan dirigir o poderse subir a un escenario.
Para algunos es una burbuja con fecha de caducidad, para otros, como esta actriz, algo estupendo "siempre que se haga teatro".
Marsillach termina reclamando más teatro clásico en los colegios porque "es necesario volver a mirar a nuestros clásicos, incluso, para los temas de actualidad, son temas universales que no tienen caducidad y que hablan del poder, el dinero, la envidia o los desagravios, temas de máxima actualidad".
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