MEDIO AMBIENTE

El éxito de la huelga del 27-S enciende el movimiento Fuerteventura por el Clima

El tejido social se fortalece y advierte de que la Isla es “uno de los territorios con mayor huella de carbono” por la “desorbitada contribución en emisiones de gases de efecto invernadero”

Foto: Carlos de Saá.
Sofía Menéndez 0 COMENTARIOS 14/10/2019 - 06:28

El día salieron a la calle millones de personas en todo el mundo con pancartas y proclamas para advertir de que “no hay un Planeta B”, en Fuerteventura los estudiantes no defraudaron a Greta Thunberg, la adolescente sueca que ha conseguido poner en pie de guerra a los chicos y chicas de todo el mundo para frenar las emisiones de dióxido de carbono que destruyen el medio ambiente.

La manifestación del 27 de septiembre ha espoleado al movimiento social, agrupado en Fuerteventura por el clima. Desde entonces, los mensajes no paran de entrar en los teléfonos móviles de los estudiantes que participaron, junto a un gran número de personas mayores, en la concentración de la huelga internacional por el clima, en la plaza de la Iglesia. En los chats se discute cuál será la próxima acción para tratar de frenar el deterioro ambiental de la Isla.

El último viernes de septiembre se escucharon las voces de protesta en la calle y también resonaron dentro del edificio del Cabildo de Fuerteventura, donde un grupo de estudiantes entró en el vestíbulo y frente al presidente y el vicepresidente, Blas Acosta y Alejandro Jorge, lanzaron consignas globales como “nuestro futuro no se vende” o “fuera el capitalismo”, pero también otras plenamente locales como “Tindaya no se toca” o “Lobos no se toca”.

En el encuentro de la plaza, el grupo ecologista Guanil interpretó una parodia contra el turismo de masas y la necesidad de conservar el medio ambiente de la Isla y sus paisajes, mientras que la lectura del manifiesto recae sobre los más jóvenes. Emma Santana y Hanna Mousalli, de cuarto de la ESO del instituto San Diego de Alcalá, y Tindaya Mesa y Hodei Brito, del mismo curso en el IES Santo Tomás de Aquino, pusieron voz a la reivindicación colectiva.

En la declaración de emergencia climática, se resaltan aspectos y circunstancias relacionadas con Fuerteventura, como la desertización, los fenómenos meteorológicos extremos, la subida del nivel del mar o la erosión de dunas y playas, entre otras amenazas.

También se hace hincapié en la pérdida de biodiversidad, la proliferación de especies exóticas invasoras, el aumento de temperatura de los océanos, los cambios en las dinámicas migratorias, y en fenómenos sociales como el aumento de la pobreza y de la desigualdad, la existencia de refugiados climáticos o la proliferación de enfermedades.

“Las previsiones de aumento de la temperatura media global por encima de 1,5 grados centígrados sitúan al planeta en un escenario límite e irreversible que amenaza a un gran número de ecosistemas y especies, incluida la humana”, advierte Emma.

“Evitarlo debe ser una prioridad. Es necesario, con carácter urgente, adaptar las Islas a los impactos climáticos, reducir las emisiones de gases de efecto invernadero y aumentar los sumideros de CO2, reajustando la huella ecológica a la biocapacidad del planeta, garantizando su equilibrio natural y la supervivencia de las generaciones presentes y futuras en condiciones de dignidad y en un entorno saludable”, subraya.

En el acto, tomó la palabra Tindaya Mesa, que resaltó que “en Fuerteventura la realidad se recrudece porque no sólo somos uno de los territorios con mayor huella de carbono, ya que hacemos una desorbitada contribución en emisiones de gases de efecto invernadero respecto a nuestras pequeñas dimensiones, en gran medida debido a la excesiva dependencia económica de una industria altamente contaminante como la turística, sino que, además, nuestra condición insular y nuestra ubicación en la región subtropical y próximos al continente africano nos hacen especialmente vulnerables a sus impactos”.

La crítica a una sociedad “excesivamente consumista, individualista y competitiva, alimentada por un modelo económico basado en el crecimiento sin límites de la producción, consumo e intercambio de materiales y energía”, le tocó a Hanna. “La sociedad se ha olvidado de que somos seres ecodependientes y de que este que es un  planeta finito”, dijo.

Por su parte, Hodei Brito, denunció el modelo “capitalista, colonial y patriarcal, propio de los países y sociedades ricas e industrializadas” y dijo que, “además de ser el responsable de las injusticias sociales, es el causante del calentamiento global, cuyas consecuencias recaen en mayor medida en las poblaciones más pobres y vulnerables del mundo, en donde las mujeres, por su situación de desigualdad, sufren los peores efectos”.

Medidas urgentes

Tindaya y Emma reclaman a los poderes públicos que actúen de forma decidida para reducir las causas del calentamiento global. El primer paso es “asumir la urgencia de la situación de emergencia climática, admitiendo el diagnóstico científico, implementando planes de adaptación para la Isla y reconociendo que los compromisos actuales no se adaptan a los retos que requiere la situación”, indicaron.

También se plantea que es preciso fijarse objetivos, como “asignar los medios y recursos necesarios para reducir entre un 40 y 60 por ciento las emisiones de gases de efecto invernadero en 2030, sobre las registradas en 1990, y alcanzar la descarbonización de la economía e infraestructuras antes de 2040”.

“Concienciar y sensibilizar a la población sobre la emergencia climática y la necesidad de adquirir hábitos de consumo responsable y respetuoso con el medio ambiente” es una de las metas a conseguir.

Como también lo es “descarbonizar la economía, abandonando los combustibles fósiles, como el petróleo, y apostar por fuentes energéticas cien por cien renovables y descentralizadas, con criterios de ahorro y eficiencia en la energía, en el ciclo del agua y en un modelo de gestión de los residuos limpio y eficaz, que responda al interés general y no a intereses particulares privados”.

También demandan “reducir las necesidades de movilidad y transporte de personas y mercancías, favoreciendo el transporte público colectivo y las políticas de accesibilidad y cercanía” o “transformar el sistema agroalimentario, favoreciendo la producción y consumo de productos agroecológicos locales, reduciendo el consumo de productos de origen animal, especialmente los producidos intensivamente”.

Incidencia social

En el listado de reivindicaciones también se hacen presentes cambios sociales que inciden sobre el modelo económico y, a su vez, sobre las emisiones contaminantes y el calentamiento global. Por ejemplo, citan la necesidad de “adoptar medidas para asegurar empleos alternativos en sectores sostenibles no precarios, reduciendo la jornada laboral y un mejor reparto del trabajo sin dejar a nadie atrás”.

“Generar políticas efectivas y reales de igualdad de género y de empoderamiento de las mujeres y niñas, que favorezcan un reparto justo de la riqueza, así como el acceso equitativo a los recursos y al empleo digno” es otra de las reivindicaciones.

Al igual que “generar mecanismos de participación ciudadana, asesorados por técnicos especializados, para abordar la transición del actual modelo de desarrollo de forma justa, democrática y sostenible”.

En el decálogo se encuentra una reivindicación histórica de sectores de la sociedad majorera: “Pedir desmilitarizar la Isla y recuperar para uso civil y pacífico el campo de tiro militar de Pájara y todas las instalaciones militares. Tanto las maniobras militares como la estancia del ejército son causantes del deterioro del medio ambiente, de la pérdida de la biodiversidad, del aumento de las emisiones de CO2, así como de la paz de las personas, y significan un gasto económico que se debe invertir en la mejora de la calidad de vida, no de la muerte”.

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