El pastor Ángel: "El político carece de valor para arriesgar su vida política en pro de provocar cambios"
Ángel Manuel Hernández (Tenerife 1970) lidera en Fuerteventura la comunidad evangélica local más grande de España y la sexta de Europa. Un logro conseguido en apenas dos décadas de mucho esfuerzo, compromiso y activismo social que lo convierten en todo un referente incluso a escala internacional. En este lapso de tiempo ha pasado de ser denostado por los políticos majoreros, que ahora ocupan las primeras filas en sus homilías dominicales, a participar como conferenciante principal en distintos encuentros de la Iglesia evangélica en Nueva York y en Orlando, así como en el congreso de líderes mundiales Oikos Latino previsto en Miami. Persuasivo y gran comunicador, asegura que en el éxito de su misión “no hay proselitismo religioso sino un verdadero afán de ayudar a las personas a recomponer sus vidas”.
No fueron fáciles los inicios para Ángel Manuel Hernández, nacido en Taco en el seno de una familia humilde y rodeado de vidas precarias. Acudía al colegio del barrio, a veces con los zapatos rotos, donde compartía juegos y complicidades con amigos procedentes de entornos disfuncionales marcados por la delincuencia y la marginalidad. Situaciones que le producían “tristeza” y que, confiesa, pudo combatir gracias a los profundos valores de ética y moralidad que le inculcaron sus padres.
Bautizado en el seno de la Iglesia católica por influencia de la madre, no llegó a tomar nunca la primera comunión por la prohibición expresa del padre, imbuido de la cultura protestante que sus antecesores, procedentes de La Gomera donde habían sido distinguidos como custodios de la Torre del Conde, profesaban con ímpetu. En su casa se compaginaban con total normalidad ambas religiones que intensificaron, sin duda, “ese sentimiento” que tuvo “desde muy pequeño de la necesidad de ayudar” a su entorno.
El sentimiento se tornó vocación cuando, tras finalizar sus estudios de Formación Profesional en la rama de electricidad y lograr un empleo a principios de la década de los noventa, fallece su abuelo materno, Juan. En su lecho de muerte, recuerda el pastor, le confesó: tengo todo lo que un hombre pueda desear y no tengo nada. “Me chocó inmensamente porque me estaba transmitiendo un tremendo vacío existencial, me estaba lanzando un mensaje”. La experiencia le llevó a una reflexión trascendental al “entender que Dios quería usar mi vida para ayudar a otros”, señala.
Ángel Manuel Hernández lidera en Fuerteventura la comunidad evangélica local más grande de España y la sexta de Europa
Así comenzó su andadura recluyéndose en un seminario bíblico, pero apenas aguantó unos días. “Conocí a personas que estudiaban tercero de Teología y los vi en un estado que no me gustó, no vi la pasión, a lo mejor se les apagó”, explica. Descartada esta vía, optó por otra más práctica. Mientras se formaba por correspondencia en la Facultad de Teología, se puso a disposición del pastor de la Iglesia Evangélica de Puerto de la Cruz, José Enrique Ortega. Allí comenzó su labor: “Muchas veces me quedaba a dormir donde podía, comía lo que me daban... era una situación dura”, rememora, aunque le brindó la oportunidad de conocer a la que hoy es su esposa, Lidia Esther Dóniz, “y empezar a alimentarme mejor”. Con pocos recursos y la oportunidad que surgió en Fuerteventura tras fallecer el pastor de la Isla, Guillermo Cohello, la pareja contrajo matrimonio y se trasladó a La Maxorata a finales de septiembre de 1996.
“Te voy a cerrar el kiosko”
El pastor recuerda la fuerte oposición al protestantismo que en aquella época existía en la Isla, donde el nacionalcatolicismo cuenta con gran arraigo. No le facilitaban los permisos necesarios para llevar a cabo actos en la calle, la policía le paralizaba el culto e, incluso, el entonces alcalde de Puerto del Rosario, Eustaquio Santana, le llegó a amenazar de forma contundente con un “te voy a cerrar el kiosko”. Tuvo que hacer un hueco que la iglesia evangélica no tenía. Y lo consiguió a base de “luchar” por su gente “contra las injusticias”. Acudía frecuentemente al ayuntamiento de la ciudad capitalina para defender a personas que no contaban con recursos económicos, mediaba en conflictos de custodias infantiles y alzaba su voz contra la discriminación en centros escolares. Su fuerte activismo le llevó a ser muy conocido entre los más desfavorecidos y a acoger, en su propio hogar, a quienes vivían en la calle.
Hoy presenta orgulloso a José Acosta, convertido en pastor, al conocido surfista José Casillas “el Pecas”, líder de la iglesia en la actualidad, o a Eduardo Medina, entre otros. La necesidad de atender a los sin techo era tal que en 1999 solicitó los permisos necesarios para abrir un centro social en El Charco. No se lo concedieron. El entonces presidente del Cabildo, Ildefonso Chacón, se escudó en que no quería que la Isla se llenara de personas sin recursos. “Que se vayan a Lanzarote” le espetó, según rememora.
Travieso “descubre” la Iglesia
Las cosas empezaron a cambiar en 2003 con la visita a la iglesia del que fuera primer edil de Puerto del Rosario Manolín Travieso. “El va allá y entiende. Dijo que era católico pero que se sentía muy bien allí. Era practicante y vio que vivíamos lo mismo que él había vivido pero con algunas diferencias”. Con estas palabras, Ángel explica el inicio de una nueva etapa que hace que “otra gente se acerque y se interese por el desarrollo social de la iglesia y la labor pastoral”. Comienza así a difundir ampliamente la liturgia y a promover los valores que considera importantes, entretejiendo “una cadena en la sociedad, una atracción que les sirva porque aportamos soluciones a los problemas del día a día”, insiste.
La comunidad ha crecido en tal medida que la Misión Cristiana Moderna ha cambiado de ubicación, en poco más de década y media, en siete ocasiones, hasta llegar al polígono industrial de Risco Prieto. Está integrada por unos 2.000 feligreses de los cuales 1.500 acuden cada domingo, a las seis de la tarde, a la homilía. Además, cuenta con 300 grupos pequeños distribuidos por toda la Isla. “Grupos con base teológica y social para ayudar de forma integral”, destaca. Dispone también de una plantilla de once trabajadores a tiempo completo.
De esta manera, impulsan distintos proyectos como comedores, el ropero, el banco de alimentos, la casa de acogida, duchas y aseos, albergues, y promueven, también, trabajos desinteresados para ayudar a quienes lo necesitan. En total, más de mil personas se benefician al mes de la labor que realizan contra la exclusión social, aunque su ámbito de influencia se extiende mensualmente a unas 5.000 personas a las que atienden también a través de otras iniciativas y colectivos paralelos desarrollados en el seno de la iglesia.
Labor social “pobre”
El pastor Ángel pone de manifiesto la escasa labor social que realizan las instituciones y la clase empresarial de Fuerteventura. Se lamenta de que la administración no tenga recursos para asistir en las casas a toxicómanos, atender a indigentes que deben abandonar las urgencias hospitalarias o a las personas que sufren un desahucio. Al final, “siempre nos llaman a nosotros. Incluso la Policía Nacional nos deja a gente aquí” porque la iglesia, prosigue, está abierta 24 horas al día. Opina que “se están aprovechando de nuestra labor y corazón cristiano” mientras explica que, incluso cuando repartieron 20 toneladas de alimentos entre los necesitados, “tuvimos que pagar el transporte de las planchas. La factura, el ayuntamiento no te la paga. Es el mundo al revés”, constata.
Rodeado de una extensa biblioteca donde hay “incluso lecturas anticristianas”, se sonríe al ser preguntado por los políticos que ahora ocupan las primeras filas en sus homilías intentando captar -dicen las malas lenguas- un buen número de votos. El pastor niega, sin embargo, este aspecto y destaca que “les interesa saber de verdad cómo ayudar. Tenemos muy buenos políticos en Fuerteventura, lo digo de corazón”. A pesar de ello, opina que algunos están desconectados de la realidad y por eso necesitan “escuchar lo que yo veo, porque estoy metido en el submundo”.
A su juicio, es el sistema el que no funciona, el que no les permite hacer, y el mandatario “carece de valor para arriesgar su vida política en pro de provocar cambios”, apostilla. Ante esta situación, Ángel aboga por no depender nunca de las instituciones a las que únicamente pide una cosa: “Que nos dejen trabajar”.
La gran implicación de la comunidad deriva en unas finanzas saneadas. Afirma que no existen los diezmos y que cada uno ofrece “lo que Dios propuso en su corazón”. Aunque no desvela los ingresos con los que cuenta la Misión, sí destaca “el alto grado de compromiso de la comunidad” y una “contabilidad legalizada a la que tienen acceso muchos feligreses”. Opina que es complicado revelar que abonan 8.000 euros al mes de alquiler de la nave. “Es un escándalo para las personas que no tienen recursos, pero dónde íbamos a meter a la gente... por eso, intentamos no hablar de cantidades y sí potenciar al máximo los recursos”, explica eludiendo la cuestión económica.
Con una nómina de 1.320 euros al mes, el pastor afirma tener que apretarse el cinturón porque tiene dos hijos, Jefté y Aiala, de 18 y 11 años, respectivamente. Una cantidad que complementa con las conferencias que imparte en distintos países. Ahora se prepara para visitar Orlando, Nueva York y Miami donde participará, como conferenciante principal, en el V Oikos Latino, un congreso de líderes evangélicos a nivel mundial.
Gran comunicador, domina el arte de la palabra y apuesta por el lenguaje audiovisual para realzar su mensaje. No en vano se confiesa “forofo del cine”, adonde acude puntualmente todas las semanas. Hace escasas fechas se presentó ante su gente caracterizado como un “sin techo” para dar un discurso sobre la aporofobia. Una puesta en escena con gran repercusión en las redes sociales y aderezada con la música góspel que inunda la iglesia cada domingo. Es su manera de “lograr conectar la palabra con la realidad actual”. Así, ayuda a los feligreses a buscar soluciones “para educar a los hijos, para encontrar trabajo, para saber cómo tratar a los jefes... desde una perspectiva teológica, porque soy doctor en Teología”, enfatiza.
Es su fórmula para potenciar la Misión Cristiana Moderna, fundamentada en “acciones y hechos” dirigidos a cubrir las deficiencias que presenta el sistema social actual pues, critica, “está diseñado para un modelo y hace que mucha gente se quede fuera”. Mientras propugna que el Evangelio “es para hoy y no para ayer”, proyecta un futuro próximo en el que impulsar una unidad de convivencia para ancianos, abrir varias casas más de acogida en el norte y en el sur de la Isla, y seguir creciendo “para inyectar valores en el corazón, como la solidaridad, el perdón y el amor a la vida”.
Comentarios
1 jornalero en paro Mar, 13/03/2018 - 10:32
Añadir nuevo comentario