DESTACAMOS

El vecino italiano: joven, cualificado “y con capacidad para relacionarse”

Casi 10.000 personas de nacionalidad italiana viven en las islas de Fuerteventura y Lanzarote

Fotos: Carlos de Saá.
Eloy Vera 0 COMENTARIOS 21/10/2019 - 07:00

El perfil del italiano que ha llegado en los últimos años a las islas de Fuerteventura y Lanzarote es, la mayoría de ellos, de la zona norte de Italia, tiene entre 20 y 35 años, cualificado, algunos con títulos universitarios, emprendedor, también algunos con dinero para montar un negocio y con capacidad de relación social para abrirse paso.

Así lo asegura el profesor de Geografía Humana de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, Ramón Díaz, que, recientemente, participó en las decimoctavas Jornadas de Estudios sobre Fuerteventura y Lanzarote con el trabajo Migraciones Norte-Norte: italianos en Fuerteventura y Lanzarote.

Díaz explica cómo la emigración norte-norte es una emigración que “no sigue las pautas de las leyes tradicionales, esas leyes gravitacionales que consisten en aunar en espacios y en tiempos parecidos dos fenómenos contrarios: el de atracción y rechazo”.

Este profesor señala que “cuando en un punto se produce una atracción al mismo tiempo que en otro se da un fenómeno de rechazo, se establece una movilidad que va, frecuentemente, de rechazo al otro punto que es el arraigo”. En otros términos, es el binomio riqueza-pobreza.

Según este especialista en geografía humana, resulta difícil, por tanto, entender por qué los italianos que más están emigrando son aquellos “que tienen una media de ingresos de PIB per cápita superior al de otras sociedades con un desarrollo socioeconómico parecido, pero por debajo”. El PIB per cápita de Italia en 2018 fue de 29.100 euros frente a los 25.700 de España y los 21.031 de Canarias.

Pero ¿cuándo comienza este flujo migratorio y de relaciones entre Canarias e Italia? Díaz se remonta a tiempos de la expansión romana y pone como ejemplo el islote de Lobos, donde en 2012 se descubrió una factoría de púrpura, fechada en torno al siglo I después de Cristo. El yacimiento muestra cómo “estos pueblos llegaron a la Isla buscando púrpura y productos pesqueros” y cómo “la huella de los itálicos en Canarias está presente antes, probablemente, que los bereberes procedentes de África”.

Ese puente entre las dos orillas continuó en tiempos de la conquista cuando son “los banqueros genoveses quienes financian la conquista de las Islas de Realengo. Por tanto, Italia no sólo está presente como mano de obra barata sino también financiando la conquista”, explica.

La presencia italiana se mantendrá a lo largo de los tiempos ocupando posesiones, en el pertrechamiento de buques, relaciones comerciales, visitas de comerciantes… “Hay unos antecedentes y esa continuidad ha seguido en los últimos años”, comenta este especialista en flujos migratorios.

Además, al comenzar la última década del siglo XIX los italianos empezaron a tener una mayor presencia en las islas. De un total de 18.959 europeos, 696 eran italianos. En 1995 son ya 2.800 italianos los residentes en Canarias, principalmente en Tenerife gracias a la libre circulación de personas de la Unión Europea.

En poco tiempo, consiguen elevar su porcentaje a un 7,7 por ciento sobre el total de europeos en las islas pasando a ocupar el tercer lugar por detrás de alemanes y británicos. En las dos islas más orientales se produce un fenómeno de crecimiento rápido a partir del siglo XXI.

Según datos presentados por Ramón Díaz durante la presentación de su trabajo en las Jornadas, la población italiana en Lanzarote y Fuerteventura sumaba en el año 2000, unas 593 personas. De ellas, 214 residían en Fuerteventura y 379 en Lanzarote.

“En España hay espacio para nichos de mercado laboral que no se han explotado, por ejemplo, atender a los turistas italianos”

Dieciocho años después, el panorama es muy distinto. La población de origen italiano residente en estas islas, con datos de 2018, era de 9.333. Ahora es Fuerteventura la que lidera la estadística con 6.418 y Lanzarote muy por detrás con 2.915. La colonia italiana supone una cifra media de 3,55 por ciento de la población total de Lanzarote y Fuerteventura en 2018 y un 19 por ciento sobre el número de italianos que vive en el Archipiélago canario.

En Canarias se encuentra el 22 por ciento de los que residen en España. Por tanto, “aquí no están todos los italianos”, defiende Díaz. Calla así los comentarios que hablan de invasión y otras connotaciones cuando aluden a la llegada de inmigrantes italianos al Archipiélago.

En el caso de Fuerteventura, la mayor concentración de italianos se produce en el municipio de La Oliva y, en concreto, en la localidad de Corralejo. El motivo habría que buscarlo en su economía basada en el turismo y las posibilidades que permiten para abrir negocios vinculados con el sector servicios.

¿Por qué vienen?

Detrás de este baile de cifras, resulta difícil precisar con exactitud las causas de esta emigración, aunque el profesor de la ULPGC apunta como principal motivo la alta fiscalidad que soportan los italianos. Por ejemplo, “allí, la gasolina es más cara”, señala. Por tanto, estos emigrantes transalpinos llegarían a las islas huyendo de los excesos fiscales.

También responde a cuestiones sociolaborales y socioeconómicas. “Se cree que en España hay espacio para procesar y descubrir nichos de mercado laboral que no se han explotado como, por ejemplo, el atender a los turistas italianos”, indica.

En estos momentos no para de crecer la llegada de turistas italianos a España. Un total de 4.382.503 en 2018 de los que 510.825 fueron a Canarias. Según el portal italiano especializado en turismo, Guida Viaggi, Tenerife es el principal destino de los transalpinos (42,49 por ciento), seguido de Fuerteventura (22,21), Gran Canaria (18,78) y Lanzarote (16,51).


Ramón Díaz, profesor de la ULPGC.

“Los pensionistas vienen como visitantes y luego se quedan residiendo en las Islas como falsos turistas”

Fuerteventura es la que ha mostrado un mayor crecimiento en los últimos años arrebatando la segunda posición a Gran Canaria. Entre los motivos de este cambio de residencia, hay quien apunta también al papel de la Iglesia en Italia y a la intransigencia política.

Con la llegada en 2008 de Rodríguez Zapatero, España se convirtió en un país modelo para otras sociedades europeas. Se ampliaron los supuestos del aborto, se permitió el matrimonio homosexual y se creó la ley de dependencia. Fueron unas reformas legislativas de tipo social muy avanzadas que le dieron a España una imagen moderna ante los ojos de sus vecinos europeos. Para algunos, ese nuevo rumbo en favor de las libertades personales posibilitó la llegada de italianos en busca de unos derechos difíciles de alcanzar en su país.

Sin embargo, Ramón Díaz no comparte del todo esa teoría. “Es posible que algunos se sintieran en España más cómodos que en Italia, pero tampoco hay que exagerar mucho”, insiste. “No podemos hablar de exiliados políticos ni persecuciones por sus ideales políticos o por su identidad sexual en Italia. Pensar que por la ley de casamiento entre homosexuales se viene a España no es cierto”, asevera.

Según Díaz, el perfil de italianos que se han asentado en las islas de Fuerteventura y Lanzarote en los últimos años responde a jóvenes con edades comprendidas entre los 20 y 35 años y con una cualificación igual o superior a la media de Canarias. Comenta que “se trata de una persona formada, con ideas muy claras, algunos con dinero para montar negocio, algunos con títulos universitarios capaces de abrir puertas y otros con capacidad de relación social para abrirse paso”.

También pone la atención en los pensionistas. Vienen como turistas y luego se quedan residiendo en las islas como falsos turistas. Debido a la presión fiscal, vivir con la pensión en Canarias “les da para mucho más que si se quedan en Italia”, asegura este profesor universitario quien explica cómo “aquí hay pensionistas que alquilan una vivienda en zonas de la periferia urbana por precios baratos, luego arrendan sus viviendas en Italia y añaden el alquiler más la pensión y al estar en un sitio con una presión fiscal menor su sueldo aumenta”.

La salida laboral, según Díaz, la encuentran los italianos en el sector servicios, especialmente en el mundo de la restauración. También otros segmentos como la cultura. Músicos de orquestas que hallan trabajo en complejos hoteleros con orquestinas italianas o creando empresas para atender a sus compatriotas cuando llegan como turistas.

Según este profesor, “hay infinidad de pequeños segmentos que ocupan los italianos. Además, tienen influencias de personas que los van introduciendo en esta sociedad”. Por zonas, Díaz señala que el mayor número de italianos residentes en España procede de la zona norte. Aclara que es “complicado” estudiar la procedencia de los que llegan a estas dos islas, aunque se atreve a aventurar que responderán a un patrón generalizado, la mayoría del norte y una parte de la zona sur.

Aclara también que el porcentaje de sudamericanos, nacionalizados italianos que llegan a las islas es “bajísimo en relación con los italianos que vienen de Italia a España y a Canarias”. Sobre los efectos en la población local, este investigador considera que, en algunos sectores, “es muy positivo”. Sobre todo en aquellos en los que se necesitan proveedores.

“Esta población paga impuestos en España y toda actividad económica genera más actividad económica. Por tanto, su presencia es favorable porque son emprendedores y hacen sus servicios con una cierta calidad”, concluye.

Añadir nuevo comentario