“El Partido Popular de Fuerteventura tiene que tomar las decisiones entre todos, tiene que ser un partido abierto e integrador”. Así lo sostiene Fernando Enseñat, que se convierte el 19 de junio, de manera oficial, en el nuevo presidente del PP majorero.

Enseñat logró 656 avales, mientras que su rival, la ex diputada nacional Pilar González, apenas consiguió una décima parte y no superó el listón mínimo para que se tuviera que votar entre ambos. Insiste en que la formación política, que ha llegado al congreso con una aireada división interna, “mire hacia al futuro” y que se devuelva “el centro de la organización al afiliado, que es el espíritu y el motor del PP”.

Diputado en la anterior legislatura y sin cargo público en la actualidad –“creo que es la primera vez que un afiliado de base va a ser presidente del PP”-, Enseñat tendrá entre sus principales retos cerrar las heridas abiertas con el sector de su antecesora en el cargo, Águeda Montelongo.

“Mi candidatura la apoyan gran parte de los afiliados y la respaldan 11 de los 15 cargos públicos y cuatro de los cinco comités locales del PP de Fuerteventura, pero tengo la mano tendida a todos los compañeros que quieran hacer a este partido más fuerte para ganar las elecciones en 2019”, subraya.

El 19 de junio asume la presidencia del PP de Fuerteventura, apuesta por la “participación” y el “trabajo en equipo” y tiende la mano a todos los que quieran fortalecer el partido

El objetivo no es sencillo: en los últimos comicios al Cabildo, el PP sumó apenas 4.119 votos. El presidente in pectore del PP majorero resalta que, en cambio, en las elecciones generales se superaron los 11.000 votos. “Hay unas 8.000 personas en la Isla con ADN del Partido Popular que en las locales dejan de votarnos y tenemos que recuperar su confianza”, recalca.

Enseñat rehúye del liderazgo único que por costumbre ha tenido la formación en Fuerteventura, encarnado en el dirigente que ocupaba la presidencia, y apuesta por “generar líderes y equipos fuertes en todos los municipios”.

También es crítico con el “gobierno débil y errático” del Cabildo, al que acusa de “no ejecutar los presupuestos” y “no defender los intereses de la Isla”, como sucede en su opinión al “tragar y callar” con la falta de inversión en Sanidad “después de que 15.000 majoreros salieran a la calle” a protestar. Pero se muestra cauto sobre la posibilidad de que la esperada entrada del PP al Gobierno canario se traslade a las instituciones de la Isla. “No me lo planteo y, en cualquier caso, esas decisiones se toman en equipo”.