En la Isla, la crisis ha golpeado a un elevado número de familias mientras que trabajadores en situación irregular se han quedado sin nada y sin posibilidades de buscarse la vida
Escalada de pobreza en Fuerteventura
En la Isla, la crisis ha golpeado a un elevado número de familias mientras que trabajadores en situación irregular se han quedado sin nada y sin posibilidades de buscarse la vida
Administraciones y asociaciones de Fuerteventura han visto multiplicado su ámbito de acción en materia social a raíz de la crisis generada por el Covid-19. También se ha modificado el perfil del demandante de ayuda.
A los colectivos de mayor vulnerabilidad, representados en los parados de larga duración con hijos a su cargo o personas con problemas de drogodepencia, se suma ahora la población irregular que vivía de la economía sumergida y que carece de la documentación necesaria para percibir las ayudas a los trabajadores.
En gran medida, se encontraban empleados en servicio doméstico y en otros sectores, como el turístico. La crisis los ha dejado sin nada y sin posibilidades de buscarse la vida. Cruz Roja es una de las organizaciones que están realizando una imprescindible labor social. En la sede de Fuerteventura han podido comprobar cómo se ha triplicado el número de familias a las que asiste con motivo de la crisis.
Antes de declararse el estado de alarma, sumaban en torno a 130 núcleos familiares en la Isla los atendidos por la ONG. Desde esta organización, describen el perfil del nuevo usuario de los servicios sociales como “personas que vivían al día o de la economía sumergida”. Creen que estos demandantes se convertirán en colectivos de “extrema necesidad”.
También han tenido que incrementar la asistencia a mayores que viven solos y que precisan de ayuda para la compra de alimentos y medicamentos. Entre los colectivos de extrema vulnerabilidad que se verán en un futuro inmediato se encuentran los nuevos desempleados, tanto de economía sumergida como los que han visto truncadas sus vidas laborales.
“Desde siempre, nuestra labor ha sido ayudar a los colectivos más vulnerables y vemos cómo nos encaminamos a una gran crisis”, señala la responsable insular de Cruz Roja
Se teme que de los más de 11.500 trabajadores en expedientes de regulación temporal de empleo (ERTEs) en Fuerteventura, un porcentaje significativo pueda perder su puesto de forma definitiva.
En mayo, Cruz Roja se ocupaba ya de atender a cerca de 900 usuarios en Fuerteventura. La presidenta de la ONG, Lianne Martín, destaca que entre estas personas se encuentran las asistencias realizadas a través de llamadas de seguimiento, como al colectivo de mayores, con el que están en contacto desde que comenzara el estado de alarma, así como otros usuarios de diferentes proyectos con los que realizan trabajo telefónico.
La organización no gubernamental trabaja tanto en Fuerteventura como en el resto del Archipiélago a través del programa Responde, en coordinación con los departamentos de servicios sociales municipales.
Entre otras labores, los voluntarios se encargan de repartir vales de comida, distribuir los lotes de alimentos o llevar comida elaborada a quienes lo necesiten, además de asesorar a los demandantes de ayuda al área de atención precisa.
Los voluntarios de Cruz Roja son los encargados también de tomar la temperatura en el aeropuerto a los escasos viajeros que pasan por sus puertas. De cara al futuro, Lianne Martín señala la “gran incertidumbre” con la que se vive el día a día, y “la preocupación en torno al colectivo de mayores y personas desempleadas”.
“Desde siempre, nuestra labor ha sido ayudar a los colectivos más vulnerables y vemos cómo nos encaminamos a una gran crisis”, señala con preocupación la responsable insular de Cruz Roja.
Misión Cristiana
Misión Cristiana Moderna ha visto reforzado también su trabajo. Entre sus acciones se encuentra el reparto de alimentos, con las derivaciones de los servicios sociales de las administraciones de la Isla, realizando además valoraciones a pie de calle por parte de la trabajadora social.
Según las últimas estadísticas, han atendido a unas 410 familias en los distintos puntos de reparto de alimentos que la congregación tiene en distintos municipios de la Isla. El pastor evangélico Ángel Hernández señala que con el reparto de alimentos y el resto de servicios que realiza, en el mes de abril habrán atendido en torno a 750 familias, que creen que en próxima fechas se podrá elevar al millar de núcleos familiares, “solo en Puerto del Rosario”, matiza el responsable de la entidad.
El pastor Ángel Hernández destaca el “papel psicológico” de transmitir a la sociedad “cómo aprender a vivir con lo básico de aquí en adelante ante la realidad económica que se avecina”
Entre 50 y 70 personas acudían a diario al comedor social de Misión Cristiana Moderna antes de la crisis del coronavirus, usuarios habituales que ahora acuden a recoger diariamente sus menús. Junto con los nuevos usuarios, en la actualidad están entregando comida preparada a 221 personas al día, entre desayuno, comida y cena.
En sus instalaciones, cuenta además con unos 40 usuarios confinados y otros 46 que residen en la casa de acogida de la misión. A estos recursos se sumó, durante el estado de alarma, el albergue provisional habilitado por el Ayuntamiento de La Oliva, donde se dio cobijo a una treintena de personas.
También han hecho repartos a domicilio a personas imposibilitadas o enfermas, “con los protocolos de seguridad recomendados por el servicio de salud”, explica el pastor.
Todo este trabajo se realiza también en coordinación y colaboración con la Consejería de Asuntos Sociales del Cabildo de Fuerteventura que supervisa y tiene información diaria del trabajo realizado. Recientemente han recibido la confirmación de un acuerdo para la percepción de 162.000 euros de ayuda de la Corporación insular, que se repartirán entre sus programas.
Además, la recogida de alimentos que se lleva a cabo se realiza con colaboración de la Guardia Civil y, para el reparto, con la ayuda del destacamento militar. Entre las donaciones recibidas destaca también la aportada por la comunidad Islámica de Fuerteventura, que cedió la recaudación de sus fieles a la Misión Cristiana Moderna, consistente en once palés de productos de primera necesidad, adquiridos en supermercados Padilla.
Algo parecido realizó el Club Indostánico de Fuerteventura, que ha donado 2.784 kilos de alimentos también adquiridos en estos supermercados, al igual que la aportación de Limpiaventura de otros 1.000 kilos de productos alimenticios.
Hernández explica que ante esta situación de mayor necesidad que se ha originado a raíz de la crisis, se encuentran “un poco desbordados”, pero añade que “afortunadamente” están realizando “más o menos bien” el reparto de alimentos. A los habituales usuarios de la ONG, se suman ahora familias sin trabajo o que no hayan podido salir de casa.
El pastor Ángel habla también de esa economía sumergida que “se ha paralizado”, de la que vivían numerosos trabajadores, y de ese colectivo de personas “asustadas” por el futuro que les espera y que han acabado acudiendo a los servicios sociales. “La población está bastante asustada y eso lleva a la parálisis”, reflexiona.
Ahora tienen una nueva función que desarrollar: el “papel psicológico”, como le gusta decir al pastor Ángel, de transmitir a la sociedad “cómo aprender a vivir con lo básico de aquí en adelante ante la realidad económica que se avecina, que nada tiene que ver con la situación sufrida en el año 2008, sino que algunos ya comparan con la devastadora crisis agrícola que derivó en una hambruna terrible”, señala.
El súper de la pobreza
Ana Ruth Cerón, de Refugio Majorero, comenta también que han visto incrementados sus usuarios. En torno a 150 familias recogían habitualmente su carro de alimentos en esta ONG, también con sede en Puerto del Rosario.
Cuentan para ello con los suministros del Banco de Alimentos y la entrega, por parte de Mercadona, de alimentos perecederos y frescos que reparten a diario, aunque en los primeros días se paralizó a raíz del desabastecimiento generado a causa de las compras compulsivas iniciales.
Organizaciones como Cruz Roja, Misión Cristiana o Refugio Majorero coinciden en que la demanda de ayuda, sobre todo para la alimentación, se ha disparado en las últimas semanas
También tienen como aliado a otra importante asociación, Adisfuer, que les hace entrega de los huevos y verduras de su huerto para alimentar a los nuevos usuarios. “Ahora vienen familias majoreras que hasta hace poco tenían trabajo, no solo sin documentación e irregulares”, matiza.
Esta ONG insiste en que para afrontar todas estas demandas dependen de las donaciones. En la actualidad se encuentran realizando el reparto de alimentos con menos voluntarios para garantizar la seguridad de los mismos y recuerda que la entrega de los lotes de comida se realiza con cita previa.
Asimismo, a las personas que llegan para recoger los “carros” o “cestas” se les ruega que guarden la distancia entre ellos, “como en el supermercado”, dice Ana Ruth, quien considera a Refugio Majorero como “el supermercado de los que no tienen para comprar”.
Por su parte, Gerardo Mesa, expresidente de Cruz Roja Canarias y de la plataforma del Tercer Sector, destaca la “inestimable” labor del voluntariado en tiempos de crisis. Señala que, tras abandonar la presidencia de la organización no gubernamental, él mismo es ahora un voluntario más que trabaja desde casa.
El que también fuera presidente de Cruz Roja Fuerteventura recuerda que ante esta crítica situación “son las organizaciones no gubernamentales las que están dando respuesta a esa mucha gente que necesita ayuda instantánea”.
Albergues improvisados se han habilitado a raíz de la crisis para atender a las personas sin hogar, como el que atiende Misión Cristiana en Corralejo, puesto en marcha por el Ayuntamiento de La Oliva. Algunas asociaciones consideran que este hecho ha puesto de manifiesto la necesidad de este recurso de forma permanente en Fuerteventura.
Sin embargo, el pastor Ángel habla lo que se denomina “la indigencia del retiro”. “Es un indigente joven que, por decisión personal, quiere pasar desapercibido, es el perfil que más se da en la Isla”, sostiene. “Hay que trabajar con ellos psicológicamente para que quieran volver a involucrarse en la sociedad. La solución para este colectivo va más allá de un albergue permanente”, reflexiona.
Por su parte, la presidenta insular de Cruz Roja considera que, aunque esta ONG no trabaja directamente con el colectivo sin hogar, “ha quedado patente que sí existe esa necesidad de mantener un albergue de forma permanente, con el temor de que conforme avanzan los días la crisis se traducirá en más necesidad que la que veíamos anteriormente”. “Por ejemplo, en La Oliva hay un colectivo importante sin techo y de alguna forma habrá que ponerle solución”, recalca.
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1 Lerele Lun, 25/05/2020 - 16:35
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