Impulsor de la asociación Ópera Fuerteventura, prepara la tercera producción del colectivo, 'La Traviata' de Verdi, para el mes de noviembre
José Concepción, un tenor majorero por el mundo
Impulsor de la asociación Ópera Fuerteventura, prepara la tercera producción del colectivo, 'La Traviata' de Verdi, para el mes de noviembre
El tenor majorero José Concepción (Tetir, 1976) es el impulsor de la asociación Ópera Fuerteventura, que tiene como objetivo ofrecer espectáculos operísticos con la mayoría de técnicos y figurantes residentes en la Isla. El colectivo tiene un perfil heterogéneo, “desde jueces a barrenderos, pasando por estudiantes y abogados”, personas con poca o nula experiencia escenográfica, que entran en contacto con la ópera, una de las más espectaculares artes escénicas, como figurantes y productores de atrezzo o vestuario.
La asociación prepara ahora su tercera producción, ‘La Traviata’, de Verdi, que se representará en el auditorio del Palacio de Congresos de Puerto del Rosario, los próximos días 9 y 10 de noviembre, una vez sea reabierto. En todas las producciones los intérpretes son profesionales del circuito operístico, aunque en ‘La Traviata’ se incluirán varias voces majoreras en el coro, así como a dos alumnos de violín de la Escuela Insular de Música en la orquesta.
“En la Isla es difícil acceder a un espectáculo de este tipo y creemos que los chicos pueden alentar a sus compañeros a que participen en próximas producciones”, indica el responsable de Ópera Fuerteventura, junto a Jonathan Suárez (regidor). Aunque reside en Barcelona, José ha estado muy vinculado a la asociación desde su creación en 2015 como director artístico y en este último proyecto supervisando la producción, “ya que ahora contamos con medio centenar de asociados, que se reparten el trabajo”, cuenta.
No siempre fue así. Cuando se puso en escena ‘Aída’, el pasado año, los aún escasos componentes majoreros del grupo tuvieron que hacerse cargo de la escenografía y confeccionar trajes para las 250 personas que llegan a subirse al escenario en esta obra magna de Verdi. “Fuimos por los hoteles recogiendo sábanas y pasamos un fin de semana entero en mi propia casa tiñendo las telas”, recuerda José, que también dedicó cuatro meses a “parir” una producción de envergadura, con ensayos dos veces a la semana.
También se realizan cursos de maquillaje de escena, a cargo de Marga Olguín e Inmaculada Gil. “Se trata de que los participantes puedan vivir el desarrollo de la ópera desde dentro, conocer los motivos de su presencia escénica, no solo aprender los movimientos, que sepan las motivaciones de los personajes, que no se quedan solos en escena porque están locos, sino porque sus piezas representan soliloquios”, indica José.
Aunque el ‘bel canto’ no ha sido un género popular en la Isla, lo cierto es que la irrupción de la asociación ha supuesto todo un revulsivo para la afición majorera. “Lo primero que hicimos fue una versión acortada de ‘Madame Butterfly’ (Puccini), sin orquesta, únicamente con las voces y un piano, sin figuración, solo para ver qué acogida tenía”, dice el tenor. El auditorio se llenó de espectadores y aquella primera experiencia animó al grupo a lanzarse a la ambiciosa ‘Aída’, un año más tarde.
En aquella ocasión se subieron al escenario voces italianas como la de Marianna Cappellani o Andrea Carnevale junto al propio José Concepción y el coro de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria, formado por 47 personas, y la Oquesta Taormina de Sicilia. En ‘La Traviata’ se contará con el Coro de la Ópera de Las Palmas de Gran Canaria y, una vez más, con la Oquesta Taormina.
La obra desplazará a Fuerteventura a 75 profesionales durante una semana, con el gasto que ello supone. Varias empresas patrocinan el evento, y el Cabildo asume los gastos de traslados y estancia, a lo que se sumará la taquilla, que se reinvierte en los espectáculos.
Trayectoria internacional
José Concepción se inició en la música en la Agrupación Folclórica de Tetir, aunque desde muy joven se interesó por el canto y con 19 años se trasladó a Madrid, donde además de algunas escuelas privadas, tuvo el privilegio de recibir clases de Alfredo Kraus, en la escuela Reina Sofía.
Posteriormente se trasladó a Milán y Módena donde se formó con Ghena Dimitrova y Mirella Freni. Ha recibido clases magistrales y de perfeccionamiento de grandes maestros como Renata Scotto, Ghena Dimitrova, Mariana Nicolesco, Jaime Aragall u Osias Wilenski. Sin embargo, fue Montserrat Caballé quien más le impresionó. “Simplemente, comenzó a cantar durante una clase en Zaragoza y me emocioné”, cuenta Concepción, confirmando la grandeza de la soprano catalana.
Junto a Montserrat Caballé.
Debutó con ‘Rigoletto’ de Verdi en la Ópera de Praga, pero ha interpretado los principales papeles de las óperas de Donizetti, Verdi y Puccini en teatros de Rumanía, Bulgaria, Cuba, México, Italia, España, República Checa, Austria, Alemania, Polonia y Egipto, entre otros países.
Asegura que el escenario más asombroso en el que ha actuado es el teatro griego de Taormina, en Italia, situado en lo alto de una colina con vistas al mar Mediterráneo, en primer plano, y al volcán Etna, que se encuentra en activo “y encendido de rojo, en la noche”, cuenta José, que actuó ante diez mil personas representando Aída con 500 figurantes.
Aunque pertenece al circuito internacional de ópera y participa en unas cuatro producciones anuales, con sus respectivas funciones, el tenor majorero es sumamente cercano y quizá por ello suele trabar amistad con los grandes divos de la profesión. “Dicen que Ainhoa Arteta es distante, pero conmigo fue muy simpática, puede que huya, precisamente, de esas actitudes”, indica Concepción.
Para el artista, el público más exigente es el austriaco. “Llevan incluso las partituras al teatro para seguir la obra y los críticos son capaces de percibir un calderón que no está escrito (prolongación musical) que puede que haya pedido un intérprete para facilitar su respiración en alguna pieza con especial dificultad.
Los italianos, sin embargo, van a la ópera a divertirse. Quieren interpretación actoral. “Perdonan la técnica, pero tienes que poner caras expresivas”, bromea este artista que, aunque humilde y sencillo, se declara purista, al estilo de Kraus. “Yo creo, como él, que la ópera es para el teatro, no concibo acudir a un estadio de fútbol a oír las voces amplificadas con micrófonos craneales”.
En el escenario de Taormina, en agosto de 2017, interpretando a Radames.
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