Cuatro amigos, Demian, Andrés, Christian y Manu, han unido sus conocimientos en hostelería y su pasión por la cerveza para producir la primera artesanal de Fuerteventura
La hermandad de la cerveza
Cuatro amigos, Demian, Andrés, Christian y Manu, han unido sus conocimientos en hostelería y su pasión por la cerveza para producir la primera artesanal de Fuerteventura
“Érase un mexicano, un alemán, uno de Valladolid y un bereber de Fuerteventura. Los cuatro que decidieron hacer una American Pale Ale en Fuerteventura…”, así reza la leyenda con la que se presenta en redes sociales la nueva marca de cerveza artesanal Laja.
Andrés ha sido el nexo de unión entre este grupo de empresarios de Puerto del Rosario con negocios de hostelería: Demian del restaurante La Jaira, Manu de Muka Muka Café y Christian del pub La Tierra, que unidos por su pasión cervecera anhelaban presentar un producto artesano exclusivamente de la Isla.
Con una receta de Andrés, el brewer (productor de cerveza) del equipo que lleva desde los 18 años elaborando cerveza artesana, han producido una tirada de 1.000 litros de L-APA, bajo la marca Laja, una cerveza artesana con la que desean dar la bienvenida al mundo de la cerveza lupulada. “Sin aditivos, sin filtrar y sin conservantes”.
Todo comenzó cuando este cliente habitual de los tres establecimientos les dio a probar la cerveza que producía de manera casera. Gustó tanto que vieron la posibilidad de lanzar al mercado un producto único. En sus establecimientos ya presentaban productos artesanales canarios. Andrés les animó a adentrarse en el mundo de la cerveza artesanal porque era un producto muy demandando, pero con el hándicap de que de manera individual los costes eran muy elevados.
Optaron por unirse y entre los tres conseguir las bebidas especiales a un coste asequible a fin de que estas variedades tan exclusivas y no tan introducidas en el mercado pudieran estar al alcance de los clientes. Incluso comentan que el primer pedido fue un adelanto del propio Andrés. Explican las dificultades para poder importar las cervezas artesanas. Los costes se elevan por el mantenimiento del frío porque al igual que cualquier alimento en fresco, la cerveza lupulada debe mantener la cadena de frío. Aunque dicen que si se rompe sigue siendo consumible, pierde parte de sus características organolépticas.
“Adolecían de un producto que existía en las propias Islas y estaba empezando a introducirse y sabía que iba a funcionar en sus establecimientos”, destaca Andrés en relación a los negocios de sus tres amigos. Adelantó la inversión que más tarde le han podido devolver, y no sólo monetariamente, sino además con la confianza que han puesto en la producción de la primera cerveza artesanal de Fuerteventura. “Un agradecimiento porque Andrés tenía que tener su propia cerveza”, señalan estos emprendedores. “Queríamos hacer una cerveza artesana y qué mejor que hacerlo entre amigos”.
No había intención de producir un producto para sacar un rendimiento económico, sino por el gusto de llevar a cabo este proyecto y disponer en sus establecimientos de la primera cerveza artesanal ‘made in’ Fuerteventura. “Hay gente que no se puede morir sin escribir un libro y nosotros no queríamos morir sin hacer una cerveza”, apunta Demian. “Contar con una cerveza con la esencia de Andrés”. Ese era el objetivo de estos cuatro amigos. “Es un regalo que me han hecho”, les responde el productor, que ya había experimentado la fabricación en industrias especializadas y que insiste en denominarse ‘brewer’ en lugar de como bromean sus compañeros “maestro cervecero”.
Bajo la supervisión de este productor de cerveza han podido sacar al mercado una primera tirada de 1.000 litros procedentes de las instalaciones de la cervecera Jaira de Gran Canaria. Sobre el proceso en fábrica señalan que temían que la cerveza perdiera parte de la esencia, “pero no” -señalan al unísono- “curiosamente nos sorprendió gratamente”. Para ello eligieron a esta empresa, que ha destacado en el Archipiélago, según explican, por ser puntera en el mercado artesanal, por su capacidad, calidad e higiene en la producción.
“No queremos engañar a nadie: está fabricada en Gran Canaria sí, pero los 50 primeros litros que han originado el posterior embotellado son de aquí, de Fuerteventura”. La receta es majorera y sólo se puede consumir en la Isla, concretamente en el restaurante La Jaira de Demian, Muka Muka café y el pub La Tierra de Puerto del Rosario, e incluso la asociación de cerveceros canarios, a la que pertenecen Andrés y Manu, ha alabado la idea.
Su creador asegura que la receta no es ningún secreto. Los ingredientes aparecen íntegramente en la etiqueta: aguas, maltas (pale ale, biscuit), lúpulos (centennial, amarillo, simcoe) y levadura. Es más una cuestión de tiempos de maceración. Y como cualquier otro producto artesano saben que no siempre las mismas producciones saldrán de la misma manera. “Si alquien quisiera tener la receta para fabricarla no habría ningún problema”, comenta Andrés. “¡Ahora!, hay que entenderla”, ríe. “Lo que hacemos es por pasión”, añade Christian.
“Hemos hecho un tipo de cerveza artesana de sabor inicial dulce que mantiene el amargor que debe caracterizar a toda buena cerveza. De la variedad ‘american pale ale’ para enseñar al paladar, para darle la bienvenida al lúpulo”, explican. Sobre el nombre señalan que querían hacer un juego de palabras muy majorero y nació L-APA, unión de lapa y american pale ale, y curiosamente creada por Andrés Chapa para ahondar más.
No descartan en un futuro seguir con la producción de otras variedades. Andrés ya ve L-APA como el buque insignia de la marca Laja, con la que atraer al público local e iniciarles en el mundo de la cerveza artesanal. “Es una ‘apa’ de libro”, fácil de beber para cualquier persona que le guste la cerveza, pero que le puede gustar tanto al nuevo adepto como al experto. Así, explican que el primer trago sabe a dulce. Algunos les han sacado aromas de frutas tropicales como mango, maracuyá o incluso guayaba, y luego viene el amargor, aunque no muy persistente. Esa dualidad entre el sabor dulce y el amargo es lo que la hace tan apetecible.
Estos amigos son maestros, no solo en la elaboración de cerveza artesanal, sino en ofrecer en sus establecimientos productos alternativos para un público local ávido de nuevas experiencias Un menú gastronómico y cultural al que viene a sumarse L-APA.
Asimismo, Manu que viene de trabajar en Granada comenta además la posibilidad de introducir algo nuevo en el ámbito de la hostelería y que no existe en la Isla y no se refiere precisamente a los productos, sino a “la hermandad entre negocios”. Incluso otros establecimientos han venido a interesarse por la cerveza, aunque de momento solo podrán orientarlos para adquirir otras cervezas del mercado, dado que con la producción limitada que se ha hecho y la buena aceptación que está teniendo, “abrir su distribución a otros negocios supondría quedarse sin ella muy pronto”.
La presencia en exclusiva en los establecimientos de sus creadores permite también testar la reacción del cliente para realizar una valoración completa de cómo se ha percibido este nuevo producto que viene a saciar la sed de nuevas experiencias majoreras.
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