Una docena de mujeres se forma en el IES de Teguise para velar por el cumplimiento de las leyes que garantizan actitudes y comportamientos equitativos y equilibrados entre los géneros
La policía de la Igualdad
Una docena de mujeres se forma en el IES de Teguise para velar por el cumplimiento de las leyes que garantizan actitudes y comportamientos equitativos y equilibrados entre los géneros
La primera promoción de técnicas superiores en Igualdad de Género en Lanzarote saldrá al mercado de trabajo en el año 2021 con la misión de velar por el equilibrio de oportunidades y el despliegue de recursos equitativo entre hombres y mujeres. Un pequeño ejército violeta que dará prioridad, además, a la eliminación de la violencia de género en todas sus manifestaciones.
En un aula esquinada del segundo patio del Instituto de Enseñanza Secundaria de Teguise se reúnen cada jornada lectiva doce mujeres, dispares en edades, orígenes y ambiciones pero con una meta común: frenar la violencia y los feminicidios y acabar con la brecha de género.
Son las alumnas del ciclo formativo de Promoción de la Igualdad de Género, integrado en la familia profesional de Servicios Socioculturales y a la Comunidad, que se imparte por primera vez en Lanzarote y en exclusiva en este centro educativo.
Según la definición más oficial, un agente de igualdad debe garantizar con su trabajo oportunidades equilibradas para todas las personas que forman parte de organizaciones, plantillas y espacios comunitarios y velar por el cumplimiento de las leyes que garantizan este objetivo. O lo que es lo mismo: dedicar sus esfuerzos a acabar con las discriminaciones que secularmente ha padecido la población femenina.
A última hora de la mañana, Carmen imparte el módulo de Información y Comunicación con perspectiva de género, una materia que está, a su juicio, “en el primer orden de importancia, si tenemos en cuenta el impacto de los medios de comunicación y las redes sociales en la construcción de nuestra realidad cotidiana”.
Es solo una de las asignaturas que cursarán las alumnas de Igualdad: El listado de los módulos del ciclo se convierte en catálogo pormenorizado de la problemática femenina en toda su dimensión. Junto al tratamiento informativo con perspectiva de género, se estudian las herramientas de prevención de la violencia de género, la promoción del empleo femenino, los ámbitos de intervención para la promoción de igualdad, la participación social de las mujeres, la intervención socioeducativa para la igualdad o la creación de empresas y la iniciativa emprendedora.
Clases en femenino
En su primer curso, esta novedosa oferta formativa solo ha atraído la atención femenina, algo que la profesora considera que cambiará cuando se conozcan mejor sus contenidos y salidas profesionales: “Es evidente que el objetivo de la igualdad debe ser perseguido y trabajado por mujeres y también por hombres, muchos de los cuales nos acompañan ya en la lucha feminista. Y sin duda, la formación es un paso decisivo para la comprensión masculina de nuestra realidad”, asegura con optimismo.
Esta novedosa oferta formativa solo ha atraído la atención femenina, algo que la profesora considera que cambiará cuando se conozcan mejor sus contenidos y salidas profesionales
Sobre la que será la primera promoción de técnicas superiores en Igualdad, la formadora destaca, sobre todo, su diversidad: “Trabajar con alumnas de distintas edades, de entre 18 y 50 años, es muy enriquecedor; las más jóvenes nos obligan a detenernos en cuestiones que hubiéramos pasado por alto y las de más edad tienen un recorrido vital que aporta una infinidad de experiencias reales. Nos nutrimos entre todas y el resultado es fantástico”.
Entre las veteranas está To, que se estrenó como activista en los movimientos feministas a principios de los agitados años 90 en el País Vasco. Allí, como en el resto de España, las mujeres empezaban a asaltar la calle de forma masiva para reclamar las libertades sexuales y el derecho al aborto y denunciar la brecha salarial y la violencia de género.
“En el mismo momento en el que me enteré de que en Teguise se ofertaba este ciclo, no me lo pensé dos veces, dejé mi empleo y me matriculé. Mi intención es cobrar por un trabajo que hasta ahora he desplegado como activista, desde el voluntariado. El título me permitirá presentar proyectos ante las instituciones y colaborar para que las partidas destinadas a luchar contra la violencia y la discriminación no se desperdicien o se devuelvan”, explica.
Planes de Igualdad
Convertir en un oficio la implantación de la igualdad se hace comprensible y urgente, tras la aproximación a los datos: según el Informe global sobre la Brecha de Género del año 2018 realizado por el Foro Económico Mundial, se necesitarán 200 años para lograr la paridad salarial entre hombres y mujeres.
El listado de asignaturas se convierte en catálogo pormenorizado de la problemática femenina en toda su dimensión
El documento, que presenta la foto fija del estado de los derechos femeninos en términos de política, economía y educación en un centenar de países, concluye que las mujeres han alcanzado una paridad general del 68 por ciento.
Sin embargo, si se atiende al detalle, se observa que cuando se trata de liderazgo, ellas siguen muy por detrás de los hombres, pues solo ocupan el 18 por ciento de los cargos ministeriales, el 24 por ciento de los sillones parlamentarios y el 34 por ciento de los puestos de alta dirección en las empresas. Y aunque es indudable que las leyes avanzan en el reconocimiento de la injusticia y en el apoyo al avance femenino, su aplicación real y efectiva deja mucho que desear.
El excelente ambiente de trabajo en el aula del instituto de La Villa y las lógicas aspiraciones de las alumnas que, como Sonia, María, Cathaysa o Desiré, sueñan con llegar a trabajar por otras mujeres, choca con el demoledor balance de la implantación de los Planes de Igualdad: solo un seis por ciento de las empresas españolas han registrado este documento obligatorio.
De las 4.700 mercantiles que tenían más de 250 personas en plantilla en enero de 2019, solo 286 aprobaron y registraron sus planes. Y de su aplicación efectiva, ni hablamos. Afortunadamente, este desolador panorama podría cambiar, según advierte Carmen.
El pasado mes de marzo, el Decreto de medidas urgentes para garantía de la igualdad de trato y oportunidades entre mujeres y hombres en el empleo y la ocupación reforzó las medidas en favor de la igualdad, con nuevas obligatoriedades y controles más estrictos.
“La más importante es la reducción progresiva de los 250 a los 50 empleados y empleadas en plantilla para que una empresa deba negociar obligatoriamente un plan de igualdad”, relata la profesora. De cumplirse la letra de la ley y la inspección rigurosa de su ejecución, la demanda de profesionales acreditadas se multiplicará exponencialmente.
Quienes sostienen la vida
Para conjurar las amenazas de la discriminación, las estudiantes de Igualdad decoran el aula con murales violeta, mensajes estimulantes y recordatorios de mujeres cuyos éxitos quedaron atrapados en los pliegues de la historia, comparten libros relacionados con el amplio espectro de la problemática femenina, la reivindicación feminista y la obra de escritoras y debaten sobre la transversalidad de la igualdad.
Isabel tiene 44 años y es madre de una niña de tres y tía de otra pequeña, de cinco. Y tiene una “tribu de amigas mamis, de las clases de baile y de porteo” a quienes traslada lo que aprende en clase y con quienes habla con argumentos sólidos de conciliación laboral y familiar, del reparto equitativo de las tareas o de los cuidados, avanzando en las tareas de concienciación que pretende desarrollar profesionalmente en el futuro. Si lo logra, figurará en la estadística como esa única mujer de cada diez que en España consigue compaginar su vida laboral y familiar sin dificultades.
Del resto, casi la mitad considera que es casi imposible conseguirlo. Según un estudio de espectro internacional, las españolas son las madres europeas que más sufren para combinar ambas facetas en su día a día, seguidas de cerca por las italianas. El viaje al norte continental muestra situaciones bien distintas, lo que abre la puerta al optimismo. Pero no solo la progenie es considerada responsabilidad femenina.
En general toda la actividad vinculada a los cuidados se relaciona con las supuestas capacidades de las mujeres para sostener la vida, cuidar a los enfermos y velar por las personas ancianas o dependientes.
Pero eso a Isabel no le importa, pues su peripecia laboral le demuestra que, al margen de estereotipos o prejuicios, lo suyo es la atención social. “Hace algún tiempo trabajé en una fundación tutelar para menores con discapacidades y me encantó la experiencia. La propuesta de Educación para formarnos en Igualdad me pareció sorprendente y muy atractiva y me encantaría disponer de las herramientas para encauzarme en el campo del trabajo de promoción de la mujer y contra las discriminaciones”, asegura.
Una batalla interminable
Y si la desigualdad de género es sangrante, las cifras de la violencia y el feminicidio son aún más sobrecogedoras. Los términos bélicos se hacen necesarios cuando la lucha por el mantenimiento del poder en manos del patriarcado se cobra víctimas diarias en una escalada interminable.
En España, cuya legislación en materia de igualdad y erradicación de las agresiones a las mujeres es una de las más avanzadas de Europa, la realidad muestra una cara bien distinta, con asesinadas o malheridas en todos los rincones de la geografía, en todos los ámbitos sociales y profesionales y de todas las edades.
Lo sabe bien Samira, una superviviente del maltrato machista que ha salido adelante gracias al apoyo de las asociaciones de mujeres y a su propia fuerza vital. Después de dejar el horror atrás y con más de 40 años en la mochila, decidió volver a estudiar, primero Integración social, cuyo primer año superó sin dificultad y, ahora, además, el ciclo de Igualdad.
Lo cuenta abiertamente y con determinación: “Cuando me enteré de que comenzaba esta formación, me matriculé también. Como víctima que he sido de violencia de género, quiero aprender y auxiliar a otras mujeres que hayan sufrido o continúen sufriendo malos tratos”.
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