La sexóloga canaria Yenny Rivero explica que el estado de la relación antes del período de cuarentena condiciona la convivencia y que esta afecta, a su vez, a la sexualidad
La sexualidad, ¿también en cuarentena?
La sexóloga canaria Yenny Rivero explica que el estado de la relación antes del período de cuarentena condiciona la convivencia y que esta afecta, a su vez, a la sexualidad
Cuando el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, declaró hace dos semanas el estado de alarma nacional, muchos ciudadanos se echaron a los balcones o a las redes sociales para cantar, bailar y jugar, y despistar así al tedio de la cuarentena. Sin embargo, el desparrame por excelencia, el entretenimiento más primitivo, no suele hacerse en público: el sexo.
Efe ha hablado con una sexóloga sobre las repercusiones de esta situación y ha entrevistado bajo anonimato a solteros y a parejas que lidian juntas o separadas con la reclusión, y todos han confirmado que, de algún modo, evitan que la sexualidad también cumpla cuarentena.
Cuestión de convivencia
Dos parejas que conviven durante estos días reconocen que el día a día hasta ahora va bien, que la frecuencia de las relaciones sexuales no ha decaído ni se ha disparado, y que tampoco han sentido la necesidad de innovar en sus prácticas.
La sexóloga canaria Yenny Rivero explica que el estado de la relación antes del período de cuarentena condiciona la convivencia y que esta afecta, a su vez, a la sexualidad. La presencia de hijos también influye en el devenir sexual de ambos, pero mediante "normas, límites y respeto" siempre se puede conseguir cierta intimidad.
Una convivencia que debe garantizar, además, un espacio íntimo y personal para cada uno, dice Rivero, mediante rutinas fijas de trabajo o de reparto de tareas domésticas que no están reñidas con "una tablita de quesos y un vino al lado de la ventana, juntos los dos".
Este tiempo de confinamiento puede servir para determinar cómo iba la relación. "Si iba bien, es un momento genial, porque ahora nos sobra tiempo para compartir", dice la psicóloga, aunque también añade: "Antes, la escasez de tiempo podía ser una excusa para evitar a la otra persona. Y ahora se dan cuenta de que ya no se quieren".
"Tras desayunar, nos ponemos a trabajar cada uno en lo suyo. Yo estoy a pico y pala para ver si en medio de la jornada laboral podemos hacer algo en plan prohibido, como si fuéramos compañeros de oficina", lanza un marido. Otra novia remata con entusiasmo: "¡Follamos que da miedo!".
Pero otro joven recluido en su piso extraña a la novia. Él asegura que saldrán reforzados de la experiencia, que hay confianza como para aguardar pacientes y luego retomar el contacto "con más ganas", y subraya que, pese a todo, piensa más en verla que en acostarse con ella.
"Ser sugerente se vuelve una constante. Claro que hay un mensaje calentito por la noche, o por Skype se enseña algo, pero no nos hemos masturbado al mismo tiempo mientras nos vemos", reconoce.
El deseo ha crecido durante estos días, continúa, pero son "víctimas del contexto" y deben autogestionarse psicológicamente porque, al final, saben que no se van a tener el uno al otro para enfriarse.
Cuestión de intimidad
"La masturbación es lo mejor del mundo", dice la sexóloga Yenny Rivero, divertida. "Genera endorfinas y libera tensiones. Para el ejercicio puede que no haya espacio. Tampoco podemos comer mucho porque acabamos como toneles. Y estamos aburridos. Pues te masturbas y ya está", sentencia. Mano de santo.
Dos jóvenes solteras confiesan a Efe que, pese a que han pasado más tiempo del que permanecerán en cuarentena sin mantener relaciones, la reclusión hogareña lo cambia todo. "Siento que demando más sexo por el simple hecho de saber que no puedo tenerlo", declara una.
El estado de alarma ha creado un escenario peculiar que ambas soportan a diario, porque durante el encierro no pueden distraerse con facilidad ni despejarse junto a amigas y amigos, lo que provoca que tengan al sexo más en mente.
Pero, al mismo tiempo, compartir espacio con sus familiares resta intimidad y, por lo tanto, comodidad a la hora de estimularse.
"El mayor cambio ha sido pasar de poder hacerlo cuando quería a tener que esperar al momento exacto en el que sé que voy a estar cómoda para poder hacerlo. Es como aguantarse las ganas durante todo el día. Un quiero y no puedo", lamenta una de ellas.
Ambas suelen utilizar juguetes sexuales en esos momentos, pero durante estos días también han renunciado a disfrutarlos.
Y más allá del acto sexual, echan en falta, en última instancia, los momentos íntimos con otra persona, un contacto humano más profundo. Yenny Rivero es tajante al respecto porque considera que un juguete nunca sustituirá a la piel con piel, al placer de la comunicación y de dos cuerpos buscándose.
Café para cafeteros
Muchas aplicaciones para móviles facilitan organizar grupos de personas y realizar llamadas de voz. Una tercera soltera entrevistada ha descubierto que una de ellas le permite lo que ha calificado alegremente como "follar por voz".
Admite que todos los días de la cuarentena ha acabado igual con el mismo chico: "Comienzo a hablar con él. Con la tontería, empiezas a calentar el tema: qué le haría, qué me haría. Qué posturas probaríamos. Nos empezamos a tocar mientras escuchamos", relata.
Un joven soltero, por otro lado, admite que desde que debió encerrarse en casa no se masturba más ni consume más vídeos para adultos que antes, aunque sí ha subrayado que, en su caso, masturbación y pornografía normalmente "van de la mano".
Concluye la entrevista casi con un suspiro de tristeza: "Todo sigue igual”. Y otro soltero se queja, medio lloroso: "Mal. Todo mal. Estamos aquí metidos y mal. ¿Cómo lo vamos a estar pasando? Mal. Estamos jodidos".
La plataforma de vídeos PornHub decidió la semana pasada ofrecer durante un mes sus contenidos premium para, no sin cierto sarcasmo, "invitar a los españoles a quedarse en casa" durante el confinamiento.
El portal cuenta con más de 10 millones de inscritos y 120 millones de visitas diarias y, según declararon, sus búsquedas en Google se dispararon en Italia un 4.700 por cien cuando les facilitaron el material. ¡Ancha es Castilla!
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