“Si pudiera, me dedicaría profesionalmente al motocross”, asegura
Pablo Cabrera González, estrella del motocross desde la infancia
“Si pudiera, me dedicaría profesionalmente al motocross”, asegura
A sus 15 años, el majorero Pablo Cabrera González lleva ya ocho compitiendo en distintas modalidades de Motocross. Desde 2015 ha sido cuatro veces consecutivas campeón de Canarias en las categorías 65 cc (hasta 12 años) en 2017; y de 85 cc (hasta 14 años), quedando primero en sus dos participaciones en esta categoría. El pasado año ingresó en la categoría MX2, donde también obtuvo el primer puesto.
Este año, que ya cumple con la edad para pilotar vehículos de 125 cc, Pablo continuará en la categoría MX2, pero con nueva montura y cilindrada, lo que permite esta categoría. “Estoy esperando la moto nueva”, explica el joven, que, aunque cuenta con patrocinadores, tanto en Canarias como en la Península, donde también compite con el equipo andaluz TRT, admite el alto esfuerzo económico que supone practicar una pasión como la suya. Basta decir que el precio del vehículo que espera, de la marca KTM, sobrepasa los 9.000 euros.
Pero, además del factor financiero, la práctica del motocross en Fuerteventura se enfrenta a muchos otros problemas, como la falta de infraestructuras. “Siempre habíamos contado con un circuito en Puerto del Rosario, del que se había hecho cargo un aficionado de la Isla y que ahora han cerrado porque el Cabildo dice que está en situación irregular”, cuenta Pablo.
Esta situación le reporta muchos perjuicios, ya que se ve obligado a acudir al circuito de Antigua, el único actualmente disponible en la Isla, o, directamente, a zonas escarpadas, como el barranco de Lajares o el de Jable, a la salida hacia El Cotillo, “que no cuentan con cobertura en caso de accidente”, explica Pablo.
La aseguradora de la Federación canaria de Motocross solo cubre contingencias en circuitos acondicionados, como es, según Pablo, el de Puerto del Rosario, por lo que pide a las administraciones competentes que “subsanen las deficiencias y vuelvan a abrirlo”.
Dificultades en la Isla
Otra de las desventajas de practicar este deporte sobre ruedas en la Isla es la carencia de técnicos y entrenadores. “Normalmente acudo un par de semanas al año a Holanda, donde entreno con Oliver Méndez. En la Isla no hay entrenadores como tal, aunque siempre hay alguien que te echa una mano. En Gran Canaria, recurro a mis patrocinadores”, como la tienda especializada CMR, concesionario oficial Husqvarna Motorcycles, marca con la que Pablo ha venido compitiendo hasta este año y cuyo representante en Puerto del Rosario es Juan José Sánchez (Tato) de Mototech. También de la capital es otro de sus patrocinadores, Cositas de motos, con Juan Ramos a la cabeza.
Fuera de estas ayudas, el joven deportista es casi un autodidacta, aunque, viendo el lado bueno de las adversidades, asegura que le han servido para endurecerse, así que, cuando llega a los impolutos circuitos de competición nacionales, con los suelos arcillosos y perfectos para la adherencia de las ruedas, le parecen sencillos: “Llegas reventado del rofe y te encuentras el recinto liso”, dice.
Por el contrario, tener que entrenar en esas circunstancias le resta otras habilidades, “por ejemplo en velocidad o con determinadas técnicas”. Todo lo suple este apasionado deportista con su don para el motocross, que su padre, Isaac Cabrera, supo ver desde que era casi un bebé. Con solo cuatro años, recibió un quad acondicionado a su edad, como regalo. “En cuanto monté, supe que lo mío eran las motos”, asegura el joven.
Pablo cursa este año cuarto de la ESO en el centro Sagrado Corazón de Puerto del Rosario. Pretende estudiar el bachillerato de ciencias y, después, hacer la carrera militar como piloto de cazas. “Sin embargo, si pudiera, me dedicaría profesionalmente al motocross”, dice admitiendo las dificultades de su práctica en la Isla.
De momento, en Canarias es una referencia, con varios campeonatos regionales a sus espaldas, a los que suma un Interprovincial de Sevilla, Huelva y Cádiz (el año pasado quedó tercero) y el campeonato de Andalucía, en el que logró un brillante cuarto puesto. Una fama que no es proporcional en su clase, donde a sus compañeros “les choca” su afición: “Si fuera futbolista, sería otra cosa”, bromea Pablo, que, no obstante, asegura que entre la gente de su generación hay bastante conocimiento de este deporte y con sus amigos habla a menudo de motos, aunque no sea un deporte de masas.
Su ídolo es Jorge Pardo, un chico de apenas 19 años “que ya ha sido tres veces campeón del mundo de MX2”. Pablo ha seguido la carrera deportiva de Pardo toda su vida, aunque todavía no ha tenido oportunidad de conocerle personalmente. Ahora, que se inicia en la misma categoría, quizá se dé el encuentro. Y puede que, algún día, y dada la trayectoria del deportista majorero, sea el mismísimo Jorge Pardo quien se haga el encontradizo, para pedirle consejo.
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