En agosto recibió el premio al mejor actor en el Festival de Cine de Comedia de Tarazona y el Moncayo Paco Martínez Soria 2019, por su trabajo en el corto Gastos incluidos, del director Javier Macipe.

Va a premio por corto. Hace nueve años protagonizó otro, Efímera, del mismo director y ganó el premio Paco Rabal en el festival SCIFE de Zaragoza. “Dice un amigo que soy más eficaz que Meryl Streep”, dice entre bromas.

Roberto Cabrera (1984) es un lanzaroteño que ha vivido la mayor parte de su vida en San Bartolomé y ahora intenta abrirse un hueco en el mundo de la interpretación en Madrid.

Siempre le gustó el cine y leía con avidez las revistas especializadas sin atreverse a confesar a su familia que soñaba, en serio, con subirse a un escenario. Su padre es abogado y él acabó estudiando Derecho, pero sin mucho interés.

A mitad de carrera se mudó de La Laguna a Madrid para empezar a estudiar en la escuela de teatro de Juan Carlos Coraza. Fue su primer contacto con algo que llevaba toda la vida queriendo hacer.  “Lo vi claro y no me quería quedar con el gusanillo”, afirma.

Estuvo casi cuatro años en la escuela y llegó a un punto en el que no sabía hacia dónde ir, así que volvió a Lanzarote y se puso a trabajar en el despacho de su padre, en reclamación de deudas. “No quería ser abogado, así que me dediqué a lo administrativo”, asegura.

En 2012 se fue otra vez a Madrid, a quitarse la espina de la actuación y a ver hasta dónde podía llegar, aunque antes tuvo otro contacto con el mundo del cine, como taquillero en el Deiland.

Después se puso a estudiar terapia Gestalt y ahora ha empezado la carrera de Psicología. Un día le llamó Javier Macipe, con el que ya había trabajado y que era amigo suyo del Colegio Mayor.

Macipe había estado nominado al Goya por su corto Os meninos do río y había escrito un guión junto a David Manjón que hablaba de un chaval de pueblo que llegaba a una gran ciudad con aspiraciones artísticas, y el papel tenía mucho que ver con él.

El corto también se llevó el premio al mejor guión, que incorpora preocupaciones tan actuales como la dificultad de encontrar casa, y que habla de una especie de futuro distópico. 

Recibió el premio al mejor actor en el Festival de Cine de Comedia de Tarazona y el Moncayo Paco Martínez Soria 2019, por su trabajo en el corto ‘Gastos incluidos’

En el corto no tuvo que cambiar su acento canario. Asegura que se nota que hay un cambio en ese sentido porque “era una cosa extraña eso del acento neutro, es algo inventado, nadie habla así”.

“Durante un tiempo parecía que no había acentos, solo el de andaluz gracioso y poco más… si el origen del personaje no está definido, por qué no trabajar con tu acento, hay que naturalizarlo”, dice.

Destaca que ahora hay buenos actores y cómicos canarios que están triunfando en Canarias y en la Península. “Es esperanzador, si quieres vivir de la comedia, la cosa, por suerte, está cambiando”.

En ese mismo festival, en ediciones anteriores, han recibido premios a la mejor interpretación actores o actrices como Julián López, Julián Villagrán, Beatriz Rico o Javier Gutiérrez.

Si por algo se alegra Roberto del premio es por la oportunidad de que le abra algunas puertas en la profesión, pero mientras espera a que se abran, no se queda parado.

En Youtube se pueden ver varios sketches de humor que escribe, protagoniza y dirige, junto a otros amigos, bajo el título El psicólogo inverso.

Le gusta mucho escribir sus propios textos y aprovecha la posibilidad de llegar al público sin intermediarios. Dice que la profesión esta complicada: “Se dice que hay un paro del 95 por ciento, el cinco trabaja, y de ese una parte sobrevive y la otra es la élite”. Aun así, prefiere intentarlo, seguir escribiendo, actuando y darse a conocer.