La mujer rural en Canarias
Visibilizar el papel de la mujer en nuestro entorno rural, siempre desde la perspectiva de conservación de los valores tradicionales pero sin olvidar la influencia del mundo urbano y globalizado en las nuevas generaciones, nos induce a pensar que se han propiciado nuevos estilos de vida en el mundo rural en los que el rol de mujeres y hombres ha entrado en una espiral de cambios.
Esta evolución, casi natural, ha facilitado que nuevas generaciones tanto de hombres como mujeres se incorporen al mundo rural, invirtiendo los papeles que antaño desempeñaban por razones de sexo, y que en la actualidad, responden a condicionamientos de formación, profesionalidad y en muchos casos de autentica vocación por el medio.
Consecuencia de esta transformación de nuestra sociedad, y más concretamente en el medio rural, el papel de la mujer adquiere cada día más protagonismo, dejando a un lado su invisibilidad tradicional. La mujeres canarias en el entorno rural han sido tradicionalmente pilares, apoyo, báculo y sostén siendo actualmente piezas clave para conseguir los cambios económicos, socioculturales y ambientales que experimenta nuestra sociedad, contribuyendo a su dinamización y desarrollo, convirtiendo nuestro agro en un lugar de oportunidades.
La inmensa mayoría de las explotaciones agrarias en nuestro Archipiélago son familiares, siendo éstas terrenos agrícolas en los que la generalidad de los componentes de la unidad familiar, mujeres y hombres, contribuyen en su producción. Es aquí donde la mujer rural desempeña un cometido fundamental y esencial por su gran presencia numérica en estas y otras pequeñas explotaciones, bien fuere como trabajadoras familiares no retribuidas o agricultoras por cuenta propia o ajena.
Debemos, pues, fomentar políticas que financien prácticas agrarias sostenibles en nuestras islas basadas en el agricultura minifundista, familiar y por endefundamentadas para los jóvenes, sean mujeres u hombres, centrándose en la formación de organizaciones de agricultores, en las cadenas de abastecimiento y comercialización y en la creación de industrias agroalimentarias.
Existen dos ámbitos que para fomentar la sostenibilidad de nuestra agricultura requieren una auténtica innovación: el primero es político, reforzando y ampliando las estructuras para la cooperación en el sector agroalimentario creando plataformas comunes para compartir conocimientos y buenas prácticas; el segundo es el de las explotaciones agrarias y el de las fases de los procesos de producción, donde la tecnología y la innovación darán lugar a sustanciales mejoras.
Colectivamente, las mujeres rurales canarias deben participar del progreso del sector. Es aquí donde la capacitación debe dotar de habilidades que permitan acceder a nuevos métodos de subsistencia y a la adaptación de la tecnología a las nuevas necesidades.
La agricultura del futuro será la agricultura del conocimiento, y por tanto nuestros gobernantes han de priorizar el desarrollo de políticas de asesoramiento agrícola que permitan transferencias de información. La agricultura del futuro será la agricultura de precisión, aquella que refuerce el uso de la tecnología de tal modo y manera que el trabajo se haga de una manera más eficiente, por lo que habrá que mejorar la gestión de las tierras, las rotaciones de pastos, la conservación del suelo, la gestión de plagas y de nutrientes, la diversidad de los cultivos y el aprovechamiento racional de nuestros recursos hídricos.
El próximo 15 de Octubre la ONU celebra el Día Internacional de las Mujeres Rurales, y será esta una buena oportunidad para atraer la atención sobre sus contribuciones y sobre sus preocupaciones, a menudo desconocidas por buena parte de la sociedad canaria.
Como decía Thomas Jefferson, “me gustan más los sueños del futuro que la historia del pasado”.
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